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Para Freddy Guambaña, propietario de la Granja Avícola Rosita, ubicada en la parroquia Asunción, del cantón Girón, provincia del Azuay, la clasificación de huevos por tamaño es conveniente, porque el huevo grande tiene un precio y el mediano, otro.
Cada uno tiene un precio según su tamaño, dijo Guambaña, al señalar que el que tiene más salida es el huevo grande, tras considerar que vender huevos al ojímetro es una costumbre que no se puede dejar de practicar.
No vendemos el huevo al peso; simplemente lo hacemos por cubeta. Clasificamos en huevo grande y huevo mediano y vendemos en la cubeta que tiene 30 unidades. Al momento estamos con un precio bajo, vendemos a 2,40 o 2,50 dólares la cubeta, con lo cual trabajamos a pérdida, afirmó, al indicar que la calidad del huevo también influye en su valor.
Sobre los aspectos que el consumidor debe observar para verificar la calidad del huevo, Guambaña señaló el color del cascarón, ya que si es de color marrón es de buena calidad, pero hay problemas cuando tiene un cascarón de coloración blanca, que puede ser porque ni se vacunaron las aves contra la enfermedad llamada Newcastle, que aunque no es peligrosa para el ser humano, sí disminuye la calidad del huevo.
El productor azuayo confesó que toda la producción la vende en Machala y Pasaje, aunque en esos sectores debe enfrentar al producto que ingresa, vía del contrabando, desde Perú.
Estimó que las instituciones llamadas a con- trolar este problema, tanto el personal de la Aduana como de la Agencia Ecuatoriana de Calidad del Agro (Agrocalidad), no cum- plen bien con su trabajo. Comentó que hace poco estuvo en Huaquillas y vio cómo buses de una compañía de transportes pasaban cubetas de huevos, mientras que las autoridades dejan ingresar libremente el producto desde el Perú hacia Machala o Pasaje.
Foto: Catalina Ordóñez Romero
Mencionó que los avicultores sí cumplen con las normas que exigen Agrocalidad y el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (MAGAP), pero reiteró sus críticas hacia la falta de control en las fronteras, lo que ocasiona pérdidas en el sector.
Guambaña dijo pertenecer a la Asociación de Productores Pecuarios (ASOPEC), organización que ha mantenido reuniones con representantes del MAGAP, para ejercer un mayor control en las fronteras, tanto con Perú como con Colombia.
El Gobierno tendría que apoyarnos con una mejor gestión, para que no ingrese contrabando y con ello baje tanto el precio del huevo de mesa, indicó este pequeño productor que lleva en la actividad nueve años y que semanalmente produce un promedio de 500 cubetas para comercializarlas generalmente en el sur del país.
Guambaña consideró que el contrabando no será frenado por la rotulación o etiquetado de los huevos de mesa o comerciales. Lo único que frenaría esta situación es un mayor control por parte de la Aduana, dijo.
Respecto a la importancia de las condiciones sanitarias para la producción de huevos de mesa, Guambaña afirmó que la bioseguridad es clave, porque ayuda a prevenir enfermedades.
Indicó que los avicultores sí aplican las normas como el pediluvio, que consiste en la colocación de desinfectante en el calzado de las personas que ingresan a la granja; también emplean cal que tiene similar función. El personal de trabajadores usa overol y botas de caucho.