René Montalvo Pérez
Ingeniero Agrónomo por la Universidad de Guayaquil,
Facultad de Agronomía y Veterinaria.
Experto en manejo de suelos y fertilizantes, cultivos tropicales.
Es necesario mencionar que el mundo agrícola depende en gran medida de la producción de fertilizantes, de la cual un alto porcentaje provienen de Rusia y Ucrania, ahora enfrentados por el conflicto bélico; y de China que en la actualidad exporta mínimamente gran parte de sus fertilizantes.
Alrededor del 26% de estos insumos que recibe Latinoamérica y el orbe, proviene de Rusia y Ucrania, (fertilizantes nitrogenados, fosfóricos y potásicos); el 64% llega de otros países como China, y otros de Europa y Norteamérica. Sin embargo, la calidad de los fertilizantes de Rusia y Ucrania es buena, aunque los precios de China son más bajos, pero de calidad inferior.
Actualmente, el precio de los fertilizantes se incrementa cada semana y no se avizora una salida. Hay poca oferta de insumos en el mercado local con precios elevados producto de la intermediación. Con estos precios es imposible lograr un equilibrio entre los costos de producción y el precio de venta de los alimentos.
En cultivos perennes, como banano, cada año se necesitan entre dos mil y 2 mil 400 kilos de nutrientes por hectárea, mientras que en cultivos de ciclo corto (arroz y maíz) se emplean entre 600 y 900 kilos de fertilizantes por hectárea y por ciclo. Los altos precios altos de los fertilizantes dificultan los procesos vegetativos y de fructificación de los cultivos.
La crítica situación obliga a los productores a reducir el uso de los fertilizantes, aplicando dosis más bajas o fertilizantes de menor costo, que lamentablemente no tienen relación con las cantidades elementales de nutrientes para una buena producción. Es incierto el tiempo que dure el conflicto bélico, así como sus consecuencias en la agricultura mundial, ya que la rehabilitación de las plantas productoras de fertilizantes paralizadas, llevará tiempo para su producción y distribución.
Debido a la falta de fertilizantes se ha optado por buscar medidas compensatorias o alternativas como los bioles, para así evitar pérdidas mayores. Los bioles son el resultado de la reutilización de la materia orgánica de los cultivos; son una alternativa de tipo orgánico, ecológica, práctica y económicamente factible, producto del proceso de fermentación anaeróbica de restos orgánicos de animales y vegetales. Son ricos en humus y de baja carga de patógenos, de desarrollo de fermentos nitrosos y nítricos, con microflora y levaduras de excelente complemento nutricional para todo tipo de cultivo.
Los bioles mejoran las fases fenológicas, fortalecen las raíces y la fructificación de las plantas, aunque esta medida es más compleja en los cultivos de ciclo corto, como el maíz, porque requiere conseguir materiales externos del cultivo.
En este contexto, cabe la reflexión: no se trata de saber si estamos yendo hacia una crisis alimentaria mundial, sino de cuán grande será la crisis y cómo deberemos enfrentarla.