A consecuencia del alto costo de producción, algunos maiceros disminuyeron el número de hectáreas sembradas, pero proyectan una buena cosecha para abril, junio, julio y agosto, dependiendo del sector.
El maíz amarillo duro es primordial en la producción de alimento balanceado para diferentes sectores. Sin embargo, la cosecha nacional no cubre la demanda, razón por la cual el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) autoriza cada año la importación del grano.
No obstante, debido al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el precio del maíz subió de forma exorbitante. En los mercados internacionales alcanza un costo de 30 dólares el quintal, en promedio.
Ante esta situación, la expectativa se centra en la producción nacional. El maíz amarillo duro, de la siembra de invierno, se encuentra en la etapa de ‘señorita’; es decir, en choclo. Ciertos agricultores proyectan cosechar en abril y otros a mediados de año. En algunos sectores, este cultivo se siembra una sola vez al año y en otros dos veces.
Para este año, el MAG definió el precio de comercialización de maíz amarillo duro al productor en 15,57 dólares por quintal, con 13% de humedad y 1% de impurezas. Sin embargo, los agricultores no están de acuerdo con ese valor porque no cubre los costos de producción, ya que subió el precio de los insumos agrícolas, mano de obra, alquiler de maquinaria, créditos, etc.
Carmen Zapatier, presidenta de la Federación de Maiceros del cantón El Empalme y secretaria de la Corporación Nacional de Maiceros, dijo que el quintal de maíz debe costar más de 15,57 dólares, porque el costo de producción se elevó, de mil 300 a mil 700 dólares por hectárea.
Por las cuantiosas inversiones, los agricultores disminuyeron la cantidad de hectáreas sembradas. En El Empalme, provincia del Guayas, había 30 mil hectáreas de maíz amarillo duro y este año bajó a la mitad, lo que implica menos cosecha. “Aspiramos obtener 100 quintales por hectárea”, enfatizó Zapatier.
La mayoría de agricultores siembran con la ayuda de préstamos, por eso les interesa cosechar pronto y vender el grano lo antes posible, para aprovechar la humedad de la tierra y volver a sembrar, con el propósito de recuperar lo que perdieron.
“No vemos acciones concretas por parte del Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Agricultura y Ganadería, para ayudar al campesino. Tampoco tenemos una buena relación con la industria, porque años atrás compraban directamente al agricultor y pagaban un precio justo por el quintal de maíz. Esto se perdió desde hace dos gobiernos. Desaparecieron las mesas técnicas de trabajo, donde se llegaban a acuerdos mutuos con todos los integrantes de la cadena productiva”, manifestó Zapatier.
Recordó que entre 2014 y 2015 la industria comprendió que el agricultor maicero es primordial para la producción de los sectores avícola, porcino, etc., porque el grano nacional es de excelente calidad.
“En estos momentos, el sector adolece de una pobre política pública de relación con la cadena productiva. No hay mesas de negociaciones y un Consejo Consultivo, para determinar un precio ideal del maíz. Este divorcio empeoró con el transcurso de los años y los agricultores sufrimos las consecuencias. Sin los campesinos no hay producción, alimentos y la economía no crece”. Resaltó la presidenta de la Federación de Maiceros del cantón El Empalme.
Debido a que el precio del maíz internacional subió, los agricultores nacionales invitan a los industriales a consumir primero el maíz nacional pagando un precio razonable por el grano.
Considerables inversiones
Alberto Rosales, agricultor de Balzar, también se encuentra preocupado porque los costos de producción se elevaron a causa de los insumos agrícolas, que subieron en un 300%.
“Producir una hectárea de maíz amarillo duro cuesta entre dos mil 500 y dos mil 800 dólares. Incluso, el Gobierno Nacional suspendió algunos programas que desarrollaba el MAG y no hubo créditos en BanEcuador. Esto nos obligó a endeudarnos en la banca privada y adquirir kits agrícolas de hasta mil 260 dólares cada uno. También, subió el costo de la mano de obra: pagábamos 12 dólares y actualmente 15 dólares. Igualmente, se elevó el arriendo de los terrenos, de 200 a 300 dólares la hectárea”, refirió.
Con estos antecedentes, Rosales aspiró a vender el quintal de maíz en 20 dólares, para recuperar la inversión. “Tuvimos inconvenientes con el exceso de lluvias, pero no hubo plagas y enfermedades en la producción que está por salir”, recalcó, al agregar que los agricultores de su zona resolvieron no vender el grano en choclo, sino maíz seco, con 18% de humedad, pero a un precio justo y no al que estableció el MAG.
Afirmó que si no pagan un buen precio no venderán; almacenarán el maíz en mazorca con todas las medidas de seguridad o dejarán el grano en el terreno hasta agosto. “No podemos trabajar en contra y tampoco perder las propiedades por las deudas. Este año, la industria tendrá que sembrar maíz o comprar en otro país, porque en Ecuador no se venderá a menos de 16 dólares el quintal”, enfatizó Rosales.
Maiceros nacionales no pueden exportar
Frente al precio elevado del quintal de maíz en los mercados internacionales, los agricultores ecuatorianos podrían exportar el grano, pero existe una prohibición para vender maíz nacional a otros países.
Cambió climático
José Plaza, representante del Centro Agrícola de Balzar, se refirió al cambio climático. El invierno llegó tarde a su zona y algunos agricultores esperaron la lluvia para sembrar, proceso que afecta la producción, ya que la planta se vuelve más sensible a las plagas y a las enfermedades. El sol y la lluvia, en un solo día, impidió el normal desarrollo de la planta.
Plaza aún no podía proyectar el volumen de la cosecha, pero consideró que el cambio climático sí afecta la producción, a pesar de las constantes fumigaciones. Por esta situación, estimó que este año el grano saldrá liviano y la cosecha iniciarán a finales de abril.
En El Empalme, el cultivo de maíz era bueno hasta que empezó a llover y con fuertes vientos durante marzo de 2022. El exceso de agua ocasionó la pudrición del maíz y por los ventarrones las plantas cayeron, lo que significa grandes pérdidas para el agricultor y una baja producción. A mediados de abril, el maíz tenía entre 75 y 80 días y la cosecha comenzará en julio, señalaron los agricultores.
Plaza también lamentó la falta de ayuda por parte del MAG. “No hay subsidios, seguros agrícolas, créditos en la banca pública ni un precio conveniente. Los 15,57 dólares por quintal, que definió el MAG no cubre los costos de producción”.
En Balzar existen menos hectáreas sembradas, lo que significa una inferior producción. “Entre junio y julio venderemos el maíz, pero a 17,50 dólares y con 18% de humedad. Tenemos la esperanza de que la industria compre el producto nacional a un valor superior al precio de sustentación”, dijo Plaza.
Jofre Quimis, presidente de Agro Manabí, conformada por nueve asociaciones presentes en Chone, Rocafuerte, Tosagua, Portoviejo, 24 de Mayo, Jipijapa, Paján y en otros sectores, resaltó que en su provincia la producción de maíz no tuvo problemas de enfermedades ni de plagas, por lo que la cosecha de invierno será exitosa este año.
Tampoco hubo inconvenientes con el clima, pero sí les afectó el aumento de precios de los insumos agrícolas.
En Manabí en 2021 se sembró 94 mil hectáreas y en 2022 unas 90 mil hectáreas. De cada hectárea se espera obtener más de 200 quintales. “Anhelamos vender hasta en 18,50 dólares el quintal, en promedio”, anunció Quimis.
En esta provincia, la siembra de maíz se realiza una sola vez al año, con la finalidad de que se recupere el terreno y tenga más nutrientes naturales.
Los agricultores de Manabí están dispuestos a dialogar con los representantes de la cadena productiva y con las autoridades del MAG, para evitar la especulación y la intermediación en la venta del grano, dijo Quimis.
Además, solicitan al MAG un sistema de riego para maíz, con la finalidad de evitar pérdidas debido al cambio climático. “En Manabí debería existir, por lo menos, tres sistemas de riego”, añadió el dirigente.
En Loja, donde se siembra maíz una vez al año, mientras tanto, desafortunadamente se presentó una fuerte sequía, situación que afectó el cultivo. Después llegaron las lluvias y la siembra se recuperó. Hasta mediados de abril, la producción está bien y la cosecha empezará el 15 de julio, luego de que se cumplan 90 días del proceso productivo.
Este año en Loja no hubo plagas ni enfermedades que afecten al maíz, razón por la cual habrá una buena cosecha, aseguraron los agricultores, quienes aspiran a recoger cinco millones de quintales de maíz amarillo duro.