ING. FRANCISCO PAZMIÑO MOYA
CEO de AVIPAZ
Director de AFABA
La cosecha de invierno de este año fue de 940 mil toneladas métricas, según estudios técnicos logrados con última tecnología satelital por FENAMAIZ Y AFABA. Ahora, tomando en cuenta que la cosecha de verano ha sido inferior a lo normal, hablaríamos de tener un déficit.
Sin embargo, los datos oficiales arrojan una producción de un millón 800 mil toneladas al año. De ser cierto, Ecuador debería convertirse en exportador de maíz, aunque resulta imposible por los costos y el actual rendimiento por hectárea de la producción nacional, corroborado por la reacción de la oferta y demanda, que durante el año han mantenido los precios por sobre el precio mínimo de sustentación. La conclusión es que datos de la parte estatal no están cercanos a la realidad.
Dicho esto, la actual producción de maíz nacional está en capacidad de abastecer a la industria por nueve meses, aproximadamente, dependiendo de la situación climatológica. Esto obligaría a que el Ministerio de Agricultura y Ganadería autorice nuevas importaciones para cubrir el déficit y evitar la especulación del precio del grano.
Sería una acción muy responsable de la actual administración gubernamental otorgar de antemano dichos permisos, para salvaguardar, especialmente al pequeño y mediano productor pecuario, muchos de los cuales no tienen la capacidad física y financiera para almacenar grano, y dependen de la oferta del día a día.
Hay otro detalle que se debe analizar. Para lograr una mayor competitividad, se debe fortalecer el trabajo interno de mejora genética de semillas, por lo que es necesario debatir sobre los fundamentos técnicos para la utilización del maíz transgénico, como el más adecuado para mejorar la producción y la productividad.
Pero esto está prohibido por la Constitución de 2008. Además, resulta muy difícil llegar a rendimientos de entre 12 y 15 toneladas por hectárea, que son los números de Argentina y EE.UU. países que marcan el precio internacional.
Con respecto al grano de soya, la producción nacional de 2023 está por debajo del 50% respecto al año anterior, por la excesiva humedad en los campos, que también ha llevado a que disminuya la calidad y la posibilidad de su procesamiento para la obtención de la torta de soya. En todo caso se absorberá lo que se produzca localmente, esperando que la parte gubernamental esté en pleno conocimiento del tema y no exija volúmenes similares de absorción para otorgar los permisos de importación correspondientes a la pasta de soya.
Hay que recordar que en 2021 y 2022 los criadores de animales pecuarios, tuvieron cuantiosas pérdidas, tratando de mantener sus operaciones, porque internacionalmente la soya subió de precio y el maíz se ubicó en más de 21 dólares para la venta.
Estos detalles deben ser motivo de profundo análisis del Gobierno que está por posesionarse ya que quedan duras tareas por resolver.
Esperamos que la designación del nuevo ministro se enmarque dentro del conocimiento, la experiencia y la honestidad. Este cargo requiere de una alta responsabilidad, ya que es uno de los ministerios más complicados e importantes para la productividad del país.