NOS ESPERAN MESES DE FUERTES PRECIPITACIONES. SERÁ UN FENÓMENO DE EL NIÑO MODERADO Y NO ALCANZARÁ CONDICIONES EXTREMAS COMO SE PREVEÍA HACE UNOS MESES.
El Comandante Carlos Zapata Cortez, director del Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada (INOCAR), explica que con base de las condiciones oceánicas y atmosféricas se puede advertir que este año se producirá un fenómeno de El Niño moderado; es decir, si bien no alcanzaría condiciones extremas como ocurrió en 1982-1983 y 1997-1998, sí va a ser un invierno con abundantes lluvias, cuyos efectos se materializarán en tres aspectos fundamentales:
El primero es el aumento en el nivel del mar. Hasta octubre se registraron niveles de entre 15 y 12 centímetros sobre el nivel del mar, es decir que cuando se dan los oleajes y aguajes normales, estos adquieren mayor fuerza y el agua ingresa más hacia la tierra, afectando a la infraestructura costera.
El segundo es el incremento en la temperatura superficial, que octubre alcanzó los 2,3 grados sobre lo normal, lo cual produce una reducción de la biomasa, disminución de nutrientes y esto genera una afectación sobre todo a la pesca artesanal, ya que la pesca de altura se separa mucho más de la costa para buscar las zonas idóneas para realizar su actividad.
El tercero tiene que ver con el incremento en las lluvias, lo cual genera aumento de caudales de los ríos, desbordamientos, inundaciones en ciudades, en definitiva, mayor afectación a la ciudadanía.
En cuanto a lo que ocurre en las regiones costeras de los países del Pacífico, se realizan monitoreos conjuntos con Colombia, Perú y Chile y existe un consenso en que será un Niño moderado, aunque en cada zona afecta de manera diferente; mientras unas zonas son afectadas con sequía, en las costas ecuatorianas se incrementan las lluvias.
Zapata descarta que el fenómeno de El Niño pudiera generar un tsunami. “Los tsunamis son eventos totalmente distintos, son rompimientos de la placa tectónica en el fondo del mar, y no tienen ninguna relación con el fenómeno de El Niño”, aclara.
El INOCAR realiza monitoreos de la superficie del mar a través de imágenes satelitales y también registra todo lo que ocurre en la columna de agua hasta dos kilómetros de profundidad, mediante las dos boyas oceanográficas con las que cuentan al momento, una cerca de Santa Elena, y la otra cercana a la isla Fernandina en Galápagos que alimentan información al buque Orión.
Este monitoreo permanente permitió en su momento generar la alerta de la llegada del fenómeno de El Niño e ir monitoreando la intensidad que tendrá, para que desde las instancias competentes se puedan tomar medidas de manera oportuna.
Por su parte, Javier Macas, experto del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMHI), explica que es habitual que en octubre comiencen a producirse mayores precipitaciones y que si a la humedad de la atmósfera se suma un océano cálido que también aporta humedad por evaporación, se potencian mucho más las lluvias.
Con base de los estudios realizados por el INAMHI se puede avizorar que en noviembre y diciembre de este 2023 habrá más recurrencia de lluvias, las cuales se verán intensificadas por El Niño, sobre todo en provincias como Los Ríos, Santo Domingo de los Tsáchilas y Esmeraldas, por lo cual se ha preparado un escenario de impacto para esta zona.
En el primer trimestre de 2024, en cambio, los eventos de lluvia, aunque más dispersos, impactarán sobre todo a las provincias de Guayas, Manabí, El Oro y Santa Elena.
Es importante considerar asimismo, que durante los períodos en los cuales llueve mucho más en la zona norte del Litoral, por la circulación del viento esta lluvia pasa a las provincias del norte del callejón interandino y, de igual manera, las lluvias intensas en el centro sur del Litoral se extienden hacia el centro y sur de la Sierra ecuatoriana.
NIVELES DE LLUVIA QUE PODRÍAN CONSIDERARSE UN RIESGO
Si una precipitación sobrepasa, por ejemplo, los 8 centímetros en 6 horas, ya es extremadamente alto y puede generar consecuencias como inundaciones, sobre todo debido a que gran parte del alcantarillado no tiene esa capacidad de captación y menos aún si las lluvias alcanzan estos niveles en un tiempo reducido. Si se presentan más de tres días consecutivos con esta cantidad de precipitación, los ríos podrían aumentar mucho su caudal y producirse inundaciones.
En marzo de este año 2023, hubo dos periodos de lluvias intensas en Guayaquil. El primero entre el 8 y 9 de marzo, cuando llovió entre 80 y 100 milímetros, alrededor de 12 horas; una de las consecuencias más visibles fue la inundación del aeropuerto. El segundo ocurrió el 22 y 23 de marzo, allí las precipitaciones superaron los 200 milímetros, uno de los valores más altos de la historia.
Si nuevamente llega a tener este acoplamiento de la atmósfera con el océano, es probable que en los próximos meses se llegue a estas cantidades de precipitaciones.
Es importante distinguir el fenómeno de El Niño global, que es el calentamiento en toda la zona del Pacífico, de lo que se conoce como el Niño costero, que se produce específicamente en las costas de Colombia, Ecuador y Perú y está muy influenciado por la corriente fría de Humboldt que viene del sur del continente y por una corriente cálida que viene desde el norte de Panamá, sumado a una serie de variables locales.
La corriente fría de Humboldt viene desde el sur y se dirige hacia el oeste. Los vientos alisios soplan de este a oeste hacia el área de Australia y Filipinas. Cuando hay un evento de El Niño, estos vientos se debilitan y hasta se invierten, ya no existen esos vientos que empujan las aguas y por eso las aguas que se ubican en ese sector son aguas calientes que viajan por el Pacífico, desde el occidente hacia el pacífico central y finalmente llegan a nuestras costas, explica el Director del INOCAR.
“El impacto del fenómeno de El Niño global en nuestras costas va a depender justamente de cómo arribe este fenómeno global y de las condiciones locales se encuentre”, afirma Javier Macas del INAMHI, por ejemplo, si ya existen condiciones cálidas y llega agua más cálida, evidentemente existirán condiciones muy favorables para lluvias; y si más aún si esto ocurre en meses donde la atmósfera también presenta altos niveles de humedad.
Es por ello que al momento se encuentra en período de prueba el índice ecuatoriano para el fenómeno de El Niño, que permitiría medir condiciones específicas frente a nuestras costas. De igual manera, otras instituciones como el Instituto Oceanográfico de la Armada, el Instituto Público de Investigación de Acuicultura y Pesca, entre otros, proporcionan información, en el marco de sus competencias, para prevenir y mitigar el impacto de este fenómeno natural.
Complementariamente, la Secretaría de Gestión de Riesgos, el COE Nacional y los COE cantonales, implementan las medidas de prevención con base de la información existente.
Es fundamental que la ciudadanía se informe de fuentes oficiales sobre advertencias de precipitaciones fuertes, las mismas que se generarán con 24 o 48 horas de anticipación y serán replicadas oportunamente por este medio en su edición digital, en www.maizysoya.com y en nuestras redes sociales.