ANDRÉS PÉREZ
Director de Relaciones Institucionales de Pronaca
Desde hace algunos años, el mundo ya es una aldea global; las fronteras desaparecieron; la tecnología nos acercó ineludiblemente. El intercambio comercial es ya una cuestión natural. El ser humano conoce más de lo que le rodea y tiene la capacidad, la oportunidad y el privilegio, de poder servirse de todo lo que está disponible en el mundo
Este intercambio comercial es una extraordinaria oportunidad para que las empresas comiencen a ofrecer sus productos afuera, tanto más si se trata de un país que tiene ciertas limitaciones territoriales, de población y de capacidades económicas, como sucede con nuestro país.
La población ecuatoriana bordea los 18 millones de habitantes. Somos un país de renta media; con un ingreso per cápita que bordea los seis mil dólares anuales; y nuestro territorio tiene limitaciones. Si no se mira hacia afuera, si no se trasciende las fronteras simplemente la posibilidad de crecimiento de Ecuador será limitada. Y si para las empresas esa posibilidad se refleja en el país y en sus habitantes.
Hay que mirar afuera y aprovechar las oportunidades. Creo que hay extraordinarias opciones para Ecuador, especialmente en el sector agro alimenticio.
Ecuador y el continente americano tienen ingentes recursos hídricos, fauna y flora extraordinarias, buena tierra cultivable y buen clima, mientras que en Europa, Asia, África, Oceanía, las limitaciones son cada vez mayores; con esta reflexión llegamos a una conclusión irrefutable: América va a constituirse en la despensa del mundo. Podremos atender la demanda de alimentos de una creciente población que pronto llegará a los diez mil millones de personas, que necesitan comer y que cada vez quieren comer más y mejor. Si visualizamos esa posibilidad, debemos prepararnos para aprovechar esa oportunidad.
Si algún camino expedito tiene el Ecuador, es por la vía del desarrollo de la agroindustria. Debemos incursionar en la posibilidad de exportar más productos, incluida proteína animal. Tenemos las condiciones de productividad que nos permiten competir de igual a igual en los mercados, con el mundo en general.
Necesitamos solucionar problemas fitosanitarios, que son las barreras más difíciles cuando se trata de exportar productos alimenticios. Para ello, trabajamos con el Gobierno para conseguir que esas condiciones se concreten.
En ese proceso, considero importante impulsar un proyecto con compartamentalización, es decir declarar ciertas zonas de trabajo y producción, libres de las enfermedades, que son reconocidas por la OMSA. El siguiente paso será lograr las certificaciones de las plantas en las que se procesan los productos, para luego acudir al exterior y conseguir los mercados.
En ese sentido, debemos aprovechar todas las oportunidades que se presentan con los tratados comerciales. China, por ejemplo, es un gran mercado con alta demanda productos de proteína animal.
Entre las prioridades está trabajar en la competitividad. Hay que tener buenos precios para vender afuera, y esos precios dependen de los costos. Ecuador debe hacer un gran esfuerzo para reducir costos de la materia prima y de la energía; y, emplear la mano de obra de manera más eficiente. Tampoco se debe dejar de considerar un sistema de zonas francas que crearía interesantes incentivos para que Ecuador pueda ampliar su oferta exportable.