EN EL PAÍS EXISTE UNA PROHIBICIÓN PARA SEMBRAR, PERO NO PARA IMPORTAR. EL GRANO DEL EXTRANJERO ES LA BASE DEL ALIMENTO BALANCEADO PARA DISTINTAS ESPECIES DE ANIMALES.
El cultivo de maíz transgénico y otros granos genera controversia en el mundo, porque en algunos países está prohibido y en otros no. En ciertas naciones, la siembra tiene limitaciones, pero las exportaciones e importaciones de este tipo de cultivos se realizan sin restricciones.
En el Ecuador está vedado sembrar maíz transgénico conforme establece el artículo 401 de la Carta Magna en la Constitución Política del Ecuador de 2008, que textualmente señala: “Se declara al Ecuador libre de cultivos y semillas transgénicas. Excepcionalmente, y sólo en casos de interés nacional, debidamente fundamentado por la Presidencia de la República y aprobado por la Asamblea Nacional, se podrán introducir semillas y cultivos genéticamente modificados.
El Estado regulará bajo estrictas normas de bioseguridad, el uso y desarrollo de la biotecnología moderna y sus productos, así como su experimentación, uso y comercialización. Se prohíbe la aplicación de biotecnología riesgosa o experimentales”.
La Ley Orgánica de Agrobiodiversidad, Semillas y Fomento de la Agricultura Sustentable, establece en su artículo 56.- Semillas y cultivos transgénicos. “Se permite el ingreso de semillas y cultivos transgénicos al territorio nacional, únicamente para ser utilizados con fines investigativos. En caso de se requiera el ingreso para otros fines distintos, se deberá seguir el procedimiento establecido en la Constitución para tal efecto”.
RIESGOS EN LOS SEMBRÍOS
José Luis Zambrano, del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), indicó que el riesgo de sembrar maíz transgénico es por la polinización cruzada, es decir, que el maíz nativo se mezcle con un grano foráneo, que contiene genes de otras especies.
Descartó que el maíz transgénico sea la solución para incrementar la producción. Por ejemplo, Brasil siembra maíz transgénico y el rendimiento promedio se encuentra en 4,3 toneladas por hectárea, mientras que en Ecuador la producción está en 4,5.
España produce entre 10 y 12 toneladas de maíz por hectárea y la siembra de maíz, únicamente, está permitida en determinados lugares. En este país, el rendimiento obedece al riego, a la presencia de más horas luz, manejo y nutrición del cultivo.
Con alrededor de 24 millones de hectáreas sembradas, que representan entre el 12 y 13% de la superficie global de transgénicos, Argentina está posicionada como el tercer productor mundial de cultivos genéticamente modificados, después de EE.UU. y Brasil.
“Todavía no existe un maíz transgénico que tenga un gen de rendimiento, sino que el grano se vuelve resistente a determinados insectos”, explicó Zambrano.
Afirmó que una buena producción se logra con el uso de una semilla de calidad, buen manejo del cultivo, adecuada fertilización, riego, control oportuno de plagas, rotación del cultivo, entre otros factores.
“SIN INCONVENIENTES SIEMBRA DE MAÍZ TRANSGÉNICO”
Mario Caviedes, profesor investigador del Departamento de Ingeniería en Agronomía de la Universidad San Francisco de Quito, dijo que el único nivel que puede modificar el artículo de la Constitución del Estado que prohíbe la investigación y la siembra de semilla transgénica, es la Presidencia de la República.
Sin embargo, el maíz importado sí es transgénico y proviene de EE.UU., Argentina y de otros países. El grano llega al país para la producción de alimento balanceado. Al momento de procesarlo se degrada el gen que está incorporado en el grano, resaltó Caviedes.
Según el experto no existen desventajas al sembrar maíz transgénico. Por el contrario, uno de los beneficios de los transgénicos es que cualquier semilla que tenga incorporado un gen, minimiza las pérdidas a causa de las plagas, principalmente insectos. En algunos casos, las mermas por este motivo están entre el 20 y 25%, dependiendo de la incidencia de la plaga.
El docente universitario aseguró que la semilla transgénica no aumenta la productividad; tampoco afecta la salud humana, “caso contrario no la sembrarían los países industrializados, aunque los grupos ecologistas aducen que los transgénicos son nocivos para la salud humana y de los animales”.
Manifestó que cuando se redactó la Constitución, en Montecristi en 2008, los fuertes grupos ecologistas de esa época influyeron para que se incorpore en la Carta Magna el artículo 401, pero no se realizó un estudio profundo sobre el tema.
El experto consideró que en Ecuador se podría dar una apertura para realizar investigación y luego incorporar semilla transgénica a la producción nacional después de varias investigaciones técnicas.
Caviedes puntualizó que es difícil identificar un maíz transgénico, a simple vista. Para ello, se debe realizar un estudio genético muy especializado. De esto se desprende entonces que nadie puede garantizar que algún agricultor esté sembrando transgénicos, pues no existe un control en el país.
DEBATE CIENTÍFICO, NO IDEOLÓGICO
El agricultor Ney Barrionuevo manifestó que los transgénicos deben tener un tratamiento científico y no ideológico. “Representan una innovación tecnológica y hay que probarlos, no solo desde el punto de vista productivo, sino desde las afectaciones a la salud”, dijo.
Señaló que, desde la visión económica los cultivos de maíz y soya transgénicos representan un aumento en la productividad y también una independencia de determinados insumos. “Entonces, el país debe realizar una reflexión estratégica, que no se circunscriba a una u otra cadena de valor y más bien al conjunto del sector agropecuario”.
Añadió que el país debe colocar en una balanza lo que más le conviene, porque el mundo espera que Ecuador sea un exportador, por ejemplo, de frutas, libres de transgénicos.
“En el caso de que el país empiece a cultivar maíz transgénico será difícil competir con grandes potencias como EE.UU., donde se siembra gran cantidad de maíz y soya genéticamente modificada. Ecuador, con el cultivo de híbridos de alto rendimiento, cubre la demanda nacional de maíz sin necesidad de sembrar transgénicos. Los híbridos generan entre 200 a 300 quintales por hectárea”, enfatizó Barrionuevo.
SEMILLA OMG RECICLADA SE CULTIVA EN EL PAÍS
Wilman García, vicepresidente de la Bolsa de Productos Agropecuarios, se pronunció sobre este tema controversial. “Es un gran error de parte de las autoridades y de los ambientalistas oponerse al ingreso de semillas transgénica. No podemos quedarnos aislados, porque en el mundo se produce este tipo de simientes”.
Manifesto que en más de 30 años nadie ha demostrado que su consumo genera problemas en la salud del consumidor y de las especies animales alimentados con estos productos. Los transgénicos aumentan la productividad y la agricultura se vuelve más sostenible. Mencionó que en el país producir una hectárea de maíz cuesta un mil 500 dólares, pero “si utilizaríamos semillas transgénicas, el costo bajaría a un mil dólares y además seríamos competitivos”.
García está de acuerdo en que ingrese la semilla transgénica al Ecuador, para lo cual se necesita una ley. “Agrocalidad debería realizar las pruebas y el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) dar el aval para dicha siembra. Desde hace años consumimos maíz y soya transgénica y tenemos una vida normal”.
Comentó que en el país se siembra soya transgénica reciclada, aunque el rendimiento no cubre las expectativas, ya que no es un grano puro.
“LOS AGRICULTORES DEBEMOS ENVIAR UN COMUNICADO A LAS AUTORIDADES PERTINENTES, PARA QUE PERMITAN LA IMPORTACIÓN DE SEMILLA TRANSGÉNICA, PERO CON LA AUTORIZACIÓN DE AGROCALIDAD Y DEL INIAP, QUE GARANTICEN LA INOCUIDAD Y PROTEJAN EL MEDIO AMBIENTE”, SUBRAYÓ GARCÍA.
Para él, la solución es sembrar semilla transgénica y ser autosuficientes, caso contrario los agricultores seguirán con pérdidas, ya que los costos de producción son altos. “En sí, debemos unirnos los agricultores y la industria, porque este último sector siempre está abastecido de grano transgénico de maíz y soya, en un 90%”, resaltó el dirigente.
INDUSTRIA APOYA EL CULTIVO DE MAÍZ TRANSGÉNICO
Francisco Pazmiño, gerente de Avipaz (empresa que elabora alimento balanceado), está de acuerdo que se cultive maíz transgénico en el país, porque así habría mayor producción y oferta lo que evitaría la salida de capitales del país, porque ya no serían necesarias las importaciones de grano. Para que esto ocurra, se debe cambiar la Constitución y la forma de cultivo.
El beneficio para el agricultor sería inmediato, porque a mayor productividad, menores costos de producción lo que generaría como consecuencia, el bienestar del sembrador y la mejora competitiva de la cadena.
El industrial recomienda que “el Gobierno se inhiba de controlar el cultivo de maíz, dejando sin efecto la protección de precios de sustentación, que en la práctica han resultado inoperantes”, expresó.
Luego de superadas las dificultades legales, se debería empezar un trabajo fuerte de investigación sobre las mejores variedades de maíz que puedan adaptarse a nuestro medio, ya que no se cuenta con diversidades propias como ocurre en otras logares del mundo, donde existe multiplicidades de semillas adaptadas y de gran calidad.
La heliofanía o brillo del sol, es una de las características de importancia que nos diferencia de otros países. Esta condición se presenta por ejemplo en Yuma - EE.UU. En invierno tiene 11 horas diarias de sol, mientras en verano, hasta 13 horas; en Argentina, en pleno verano, el brillo del sol perdura hasta por 14 horas 21 minutos, lo que influye en un mejor proceso de la fotosíntesis en la planta, y por ello, una mayor productividad por hectárea.
Para la elaboración de alimento balanceado, la industria demanda -anualmente- más de un millón trecientas mil toneladas de este grano que la producción nacional no satisface esta necesidad, razón por lo cual se debe seguir importando maíz.
TRANSGÉNICO ES PARTE DE UN MANEJO INTEGRADO
Fernando Maduro, ingeniero agrónomo y técnico de Agripac, indicó que existen corrientes a favor y en contra sobre el cultivo de semilla transgénica, especialmente de los ambientalistas. “El maíz transgénico no llega a solucionar una problemática, sino que forma parte de un manejo integrado y adecuado del cultivo”.
“El maíz transgénico es una herramienta, pero hay que saber utilizarla. El mal empleo representa una desventaja”, mencionó.
El cultivo de maíz transgénico permite ahorrar a los agricultores, especialmente en las fumigaciones. Las semillas deben adaptarse a cada zona. En el caso de Ecuador, las empresas responsables de la comercialización realizan ensayos de comportamiento del cultivo en diferentes zonas y el INIAP emite el aval.
Maduro aseguró que más del 95% de maíz amarillo duro que se siembra en el país es de variedades híbridas y para tener un buen resultado no es conveniente reciclarlo. “Si el maíz tiene Bt genera mayor rendimiento, es decir, por el gen posee tolerancia a los insectos”.
El Bacillus thuringiensis (Bt) –explicó Maduro- es una bacteria grampositiva que habita en el suelo y que se utiliza comúnmente como una alternativa biológica al plaguicida.
HÍBRIDOS
- En Ecuador existe semilla híbrida, generada con sistemas convencionales de mejoramiento genético.
- El 90% de maíz amarillo duro, que se cultiva, principalmente en la Costa es híbrido, según el INIAP. Pero no existen híbridos de maíz suave.
- El INIAP genera variedad de híbridos de maíz amarillo duro desde los años 90 y en la actualidad dispone de algunos que están comercialmente disponibles, como: IINIAP 603, 554 y 601.
- Estas variedades tienen un rendimiento, promedio, de ocho toneladas por hectárea, pero con buenas condiciones de manejo del cultivo.
- Desarrollar un híbrido, le toma al INIAP entre seis y ocho años.
ORGANISMOS INTERNACIONALES
- Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en menos de diez años la superficie mundial sembrada con variedades transgénicas, principalmente soya, maíz, algodón y colza, llegará a 52 millones de hectáreas, concentradas en Argentina, Canadá y EE. UU.
- Tanto la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como la Organización Mundial de la Salud (OMS) han resaltado el valor de la biotecnología para producir alimentos de forma segura y sostenible para una población en constante crecimiento.
CASO MEXICANO
Avicultores mexicanos solicitaron al Ejecutivo modificar el decreto presidencial del 13 de febrero /2023, el cual restringe el empleo y la importación de maíz modificado genéticamente, ya que podría traer inconvenientes al principal sector que consume este grano.
El sector avícola solicitó al presidente Andrés Manuel López retirar la prohibición para importar maíz transgénico, ya que este país necesita 10 millones de toneladas del grano al año, aproximadamente, para alimentar a las aves.
A escala internacional, México es el quinto productor de huevos y de carne de pollo. David Castro Monroy, presidente de la Unión Nacional de Avicultores (UNA), pidió que las próximas consultas sobre el maíz procedente de EE.UU. resuelvan el problema.
México prohibió la importación de maíz transgénico mediante decreto. Dejará de comprar en 2024 el grano genéticamente modificado. No obstante, el nuevo decreto presidencial señala: “el maíz transgénico se seguirá importando para algunos casos por otro año más y hasta indefinidamente para uso industrial”.
Según el sitio Web El País, “entre las últimas modificaciones del decreto, el maíz transgénico afectará exclusivamente al consumo humano, pero no al empleo comercial; además, elimina la fecha límite para poner fin a la utilización de la semilla transgénica para el forraje y la industria, que se tenía fijado para enero de 2025”.
La decisión del Gobierno mexicano llegó después de que EE.UU. exigió a ese país una explicación sobre los fundamentos científicos, para impedir la adquisición de maíz transgénico (México es el principal cliente de EE.UU. de maíz transgénico; el año pasado adquirió más de 15 millones de toneladas).