La prolongación e intensidad de lluvias, que provocarían inundaciones, deslizamientos de tierra, estanca- mientos de agua que pueden acabar con los cultivos, son los principales impactos que sufriría Ecuador como consecuencia de la presencia del fenómeno de El Niño.
Eve Crowley, representante Regional Adjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para América Latina y El Caribe, consideró que se deben aplicar estrategias que ayuden a mitigar las consecuencias.
Una estrategia a la que se debe apuntar -dijo- es preparar el drenaje para que el agua pueda filtrar y no se estanque. Además, sugirió que la estructura de los sitios donde se va a almacenar el alimento y la semilla tengan un correcto mantenimiento; asegurar los cercos para que los animales se mantengan protegidos, y tener un stock de medicina veterinaria.
Aclaró que, aunque no se puede predecir el impacto, se prevé que en el último semestre de 2023 e inicios del 2024, exista un 90% de probabilidades de afectaciones. Generalmente, los impactos que dejan los fenómenos meteorológicos se extienden hasta por dos años.
Detalló, además, que entre 2015 y 2016 el fenómeno afectó a 60 millones de personas alrededor del mundo. Esto implica que los países tienen que prepararse y hacer lo mejor posible para mitigar el impacto.
En la región estos fenómenos pueden variar según la ubicación de los países. Por ejemplo, en Centroamérica (Honduras, Guatemala, Nicaragua, El Salvador) provocan sequías arrasando con la agricultura y dejando una estela de devastación. El 67% de todo el impacto en países de bajo y medio ingresos, se dirige al sector agrícola. Honduras, por ejemplo, ya está en alerta roja.
Crowley -de nacionalidad estadounidense, vinculada desde hace 25 años a este organismo internacional en temas de erradicación de la pobreza y la malnutrición- comentó que para mitigar los efectos climáticos se debería emprender como prioridad en el cultivo de cereales (trigo, arroz) que permite eliminar los riesgos de hambre.
El cultivo de maíz, en cambio, materia prima para la producción de proteína de origen animal en la fase de reproducción (crecimiento) es vulnerable. Por ello, recomendó buscar semillas que sean más resistentes a la sequía, mejorar los sistemas de riego, dotar de microrriego, así como almacenar agua, etc.
Actualmente, Ecuador es uno de los países productores que ayudan a alimentar al mundo; sin embargo, ningún Estado puede sobrevivir por sí solo. Por ello se debe asegurar que se mantenga vigente el comercio internacional, porque en algún momento se requerirá importar. En ese caso, se debe pensar en que haya un stock suficiente de granos, conservas o alimentos semi procesados.
Crowley motivó a los gobiernos a coordinar acciones de forma intersectorial para poder asegurar que, el momento que se empiece a sentir el impacto de El Niño, se tenga lista una respuesta adecuada para mitigar los efectos.
“ESTA CONDICIÓN CREA UNA SITUACIÓN DE DEBILIDAD Y RIESGO PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y PÉRDIDAS EN EL SECTOR AGRÍCOLA”, ALERTÓ CROWLEY. PRECISÓ QUE EN ECUADOR, AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE TODAVÍA HAY SECTORES PRODUCTIVOS QUE REALIZAN ESFUERZOS PARA RECUPERARSE DEL INVIERNO DE 2020.