EL VIRUS ESTÁ PRESENTE EN EL MUNDO A PESAR DE LAS MÚLTIPLES MEDIDAS; SIN EMBARGO, ESTE PROBLEMA NO DEBE FRENAR LA PRODUCCIÓN NI LA COMERCIALIZACIÓN DE LA PROTEÍNA ANIMAL.
La influenza aviar de alta patogenicidad se ha diseminado por todo el mundo, afectando no solo a las aves silvestres y de corral, sino a otras especies y a animales domésticos, incluso al ser humano.
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), en sus comunicados, expresa su preocupación por la expansión del virus. “La enfermedad supone un riesgo para la seguridad alimentaria mundial y para la subsistencia de los hogares que dependen de la cría de aves de corral. Igualmente, ha provocado una tasa alarmante de aves silvestres muertas y afectado a otros animales silvestres, entre ellos mamíferos acuáticos y terrestres”.
Edgar Navarrete, vicepresidente de la Corporación Nacional de Avicultores (Conave), enfatizó que las medidas implementadas para controlar la influenza “no están funcionando adecuadamente. Se elimina a las gallinas enfermas y el virus aparece en otro lugar”.
También, la OMSA instó a cada país a que controle los programas de vacunación. En el país, la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad) se encarga de este proceso. Sin embargo, Navarrete cuestionó dicho trabajo.
A fines de mayo de 2023, en las playas ecuatorianas aparecieron aves muertas. Inmediatamente, se activó el protocolo y tres carteras de Estado trabajan, de manera coordinada, para la disposición final de los especímenes, previo al análisis que señale la causa del deceso.
Las aves migratorias están retornando del Sur al Norte del continente americano y en su travesía fallecen, pero mientras recorren dejan caer las heces a su paso y muchas llegan a los galpones de gallinas, contagiando con la influenza aviar.
Según la OMSA, para evitar trabas en el comercio de proteína animal, debido a la influenza aviar, deja en libertad a los compradores y vendedores para que concreten el negocio.
Antes era prohibido importar un alimento, que se produzca en un país que presente alguna enfermedad.
La OMSA además recomendó a los avicultores realizar compartimentos (cajas), para proteger a las aves del virus. Obviamente, con todas las regulaciones que exige la autoridad local.
A criterio de Navarrete, en el país falta información sobre el desarrollo de la enfermedad. “No sabemos si las aves siguen muriendo por el virus, principalmente, las gallinas de traspatio”.
Solicitó al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), asignar los recursos económicos necesarios, para este fin, así como facilidades para acceder a créditos y continuar con la producción, luego de que algunos avicultores perdieron todas las aves.
En el país, los galpones no están aislados como ocurre en otros lugares del mundo. Por ejemplo, en Ambato, se encuentran juntos, lo que facilita la proliferación de la enfermedad, destacó Navarrete. En Ecuador, desde fines del año pasado, murieron alrededor de un millón 200 mil aves y entre 600 mil y 800 mil se vendieron antes de que cumplan el ciclo de producción y a precios bajos, para evitar que se contagien.