ECUADOR NECESITA INVERTIR MÁS EN INVESTIGACIÓN Y GENERAR SUS PROPIAS SEMILLAS GENÉTICAMENTE MODIFICADAS.
“Los productos modificados genéticamente o transgénicos no representan un riesgo para la salud de los seres humanos ni de los animales. Todos consumimos alimentos con genes. Más bien, se trata de un tema de seguridad alimentaria o de soberanía alimentaria”, aseguró Christian Vinueza, investigador, docente y consultor en inocuidad alimentaria.
Indicó que algunas personas, únicamente, pueden tener alguna reacción alérgica a cierto alimento transgénico, pero no ponen en riesgo su salud ni la vida.
Vinueza consideró que al mundo le interesa disponer de suficientes alimentos para el consumo de la población, que va en aumento. En el transcurso de los años, miles de semillas han sido mejoradas genéticamente, con el objetivo de producir más y conseguir que los cultivos sean menos vulnerables a los insectos.
A criterio del experto, las semillas transgénicas se encuentran en manos de grandes empresas internacionales, quienes establecen las pautas para el cultivo y determinan cuáles son los insumos que se deben emplear, para lograr un buen rendimiento.
Por lo mencionado, Vinueza señaló que Ecuador necesita invertir en investigación para generar semillas transgénicas que se adapten al medio y no depender de los países desarrollados. “La tecnología está disponible y hay que aprovecharla”.
Sostuvo que “los consumidores tienen la posibilidad de elegir los alimentos. Hay personas que no gustan de los transgénicos y otros sí. Personalmente, consumo alimentos transgénicos y no he tenido problemas de salud”, aseguró Vinueza.
Para él, en el país existe desconocimiento por parte de los consumidores sobre los alimentos transgénicos y les preocupa ingerir productos genéticamente modificados. “En realidad, es un tema ético y no de salud”, manifestó.
Dijo que Ecuador produce los alimentos necesarios para garantizar una seguridad alimentaria. La falta de alimentos sí es una situación preocupante en el mundo.
En el sitio Web del Consejo Argentino para la Información y Desarrollo de Biotecnología, “la evidencia científica actual sugiere que los alimentos transgénicos no representan un riesgo para la salud humana. Diversos estudios han demostrado que están aprobados para su consumo y son tan seguros como sus contrapartes no modificadas genéticamente”.
Igualmente, en el sitio Web The Food Tech se indica que la FAO prevé para el 2050 una población de diez mil millones de personas, lo que obliga a incrementar la producción de alimentos en más del 70%.
Ante este escenario, los ingenieros agrónomos se enfrentan al reto de utilizar y desarrollar las nuevas tecnologías, para la mejora genética de los alimentos, que permita mantener una alimentación segura, de calidad y asequible para todos. Al mismo tiempo que proporcione un mayor aprovechamiento, rendimiento y alcance de los recursos.
Sin duda, la ingeniería agronómica tiene mucho que aportar en el sector y trabaja, cada día, para erradicar el hambre en el mundo.