Héctor Montilla
Presidente de la Asociación Ecuatoriana de Bienestar Animal (AEBA)
Cel: +593 99 840 6155
Si algo ha salido a relucir ante la opinión pública, a lo largo del acalorado debate sobre el “Proyecto de Ley Orgánica para la Protección y Defensa de los Derechos de los Animales”, es la enorme fuerza y la estructura integral de un sector que, de manera permanente, investiga y aplica tecnología de vanguardia en sus diversos procesos productivos.
En la cadena de producción de materia prima, alimentos balanceados, proteína animal y productos derivados, existen agricultores, productores de insumos, equipamiento e infraestructura; investigadores en temas de salud, genética, zootecnia; expertos en áreas como bienestar animal, agricultura, ganadería, medicina veterinaria; comercialización… y la lista continúa.
El debate alrededor del Proyecto de Ley se ha convertido en la coyuntura idónea para demostrar a consumidores y a la opinión pública que para elaborar los alimentos ricos en proteína de origen animal, hay un gran equipo interdisciplinario, donde nada está improvisado; donde cada uno, desde su rol contribuye diariamente, como señala nuestra Constitución Nacional, “al cumplimiento de la soberanía alimentaria que en Ecuador, como derecho de las personas y comunidades a tener acceso a alimentos sanos, nutritivos y suficientes, y a decidir su propio sistema alimentario y productivo”.
El bienestar animal desde siempre ha sido nuestra preocupación tanto en investigaciones como en la práctica diaria se priorizan estos conceptos de bienestar en los animales destinados a la producción, no solamente porque es nuestra responsabilidad, sino además porque un animal con bienestar es mucho más productivo.
Afortunadamente, las autoridades legislativas han escuchado los argumentos técnicos que sustentan nuestro accionar. Seguimos atentos al desarrollo de este proceso democrático en la construcción de esta normativa, así como a los ajustes que aún deben hacerse al Código Orgánico del Ambiente, para la recategorización de la fauna urbana, distinguiendo a los animales de compañía, de otros como los destinados a la producción.
Conocemos de primera mano las necesidades de los animales que están a nuestro cargo así como la enorme responsabilidad que conlleva nutrir adecuadamente a la población de todo un país, con proyección cada vez mayor hacia mercados externos.
Ratificamos, por tanto, nuestro compromiso de respetar y promover el bienestar animal, a la par que generar alimento sano y de calidad.