Ernesto Cruz, investigador mexicano, tras 13 años desarrollando investigación y tecnología en China obtuvo un récord mundial en el país asiático con la obtención de un rendimiento, a nivel comercial, de 44,04 toneladas de maíz por hectárea, mientras que a nivel experimental superó las 60 toneladas por hectárea.
Lo más sorprendente es que utilizó un híbrido, una cruza simple, sin transgénico. “Después de haber probado más de 150 materiales diferentes, encontré un material que soportaba la población y empecé a trabajar”, relata.
Ahora, con el apoyo de la empresa privada “estamos haciendo nuestro primer ciclo aquí en el Ecuador. Este año vamos a cosechar arriba de 10 toneladas, a la primera; e hicimos 25 errores. Entonces si es factible lograrlo”, afirma Cruz.
Estas investigaciones las desarrolla, porque sabe que las condiciones climáticas del planeta están cambiando, “cada vez hay menos agua, la sequía, las inundaciones, un desastre. Y por el crecimiento de la población y las necesidades de que la gente se nutra mejor, el maíz tiene que multiplicar por dos su rendimiento en los siguientes 25 años y eso no es negociable”.
El desafío es producir más, en áreas cada vez más reducidas, y que ese espacio sea sostenible; que el suelo sea cada vez más fértil; el empleo del agua más eficiente; para producir cada vez con mayor calidad. Y “tenemos que adaptarnos a todo esto muy rápido, y para eso necesitamos tecnología y necesitamos datos para poder adaptarnos”.
“El conocimiento, la tecnología y los insumos ya están, pero debemos plantear algo nuevo en particular. Debemos abrir la mente y trabajar con mejor calidad y ser mejores personas”. Mucha gente piensa que es imposible, pero mientras el mundo produce entre 4,5 y 4,7 toneladas por hectárea, en promedio; nosotros producimos entre 30 y 35 toneladas, asegura Cruz.