Martha Pulido, conferencista, abordó los retos que representa el micoplasma para la industria, enfatizando en la importancia de la bioseguridad y la vacunación para la prevención de enfermedades respiratorias en las aves.
En sus expresiones, “el micoplasma se ha convertido en la base de muchas enfermedades respiratorias en las parvadas, un problema que afecta tanto la salud como la producción”.
Pulido destacó que “si logramos tener reproductoras libres de micoplasma gallicéptico, tendremos pollos y futuras ponedoras sin esta carga bacteriana, lo cual reduce la posibilidad de enfermedades respiratorias”, explicó.
Es importante tomar en cuenta que, si bien el micoplasma no afecta a los humanos, estos pueden ser una vía de transporte. Por ello, Pulido resaltó la importancia de implementar estrictas medidas de bioseguridad en las granjas y cumplir con un proceso adecuado de vacunación.
“Un programa de vacunación eficaz no solo depende de la vacuna en sí, sino de la técnica de aplicación”, subrayó. Esta técnica incluye aspectos como una cobertura superior al 95 por ciento de las aves y cuidados asociados como el control en la calidad del agua que están bebiendo las pollitas o pollitos durante el tiempo de vacunación.
Pulido advierte que una mala aplicación de la vacuna podría derivar en una reacción inflamatoria grave y el pollito o la pollita no va a quedar bien inmunizado.
Además, comentó que existen vacunas autorizadas (vectorizadas?) en varios países de América Latina, como Ecuador, cuya efectividad está garantizada si se aplican correctamente.
En términos económicos, el micoplasma puede incidir significativamente en la producción. Según Pulido, aunque es difícil cuantificar las pérdidas exactas, las parvadas infectadas pueden experimentar altas tasas de mortalidad, especialmente si el micoplasma se combina con otros patógenos.
Además, la infección puede reducir el crecimiento de las aves, afectar su uniformidad y disminuir la producción de huevos, tanto en cantidad como en calidad.