Con un gran despliegue logístico y técnico los pollitos de apenas un día de vida son recibidos en la granja. Todos los procesos se preparan con tiempo.
Es casi la medianoche y varios camiones empiezan a arribar cargados con 80 000 aves de un día a la avícola La Hacienda, ubicada cerca de Pifo. En compartimentos plásticos, los pequeños viajeros llegaron desde la Costa, a lo largo de ocho horas.
En el sitio que se preparó con anticipación para el gran recibimiento de los nuevos huéspedes, que permanecerán en los galpones hasta que alcancen su peso para ser comercializados conforme a la demanda.
Los espacios fueron desinfectados minuciosamente. Equipos, comida y agua se adecuaron e instalaron con tiempo y según las normativas rutinarias. El personal conoce a la perfección sus funciones. La actividad debe ser rápida para que los pollitos salgan de las cajas plásticas, sean vacunados por aspersión, para evitar principalmente la bronquitis e ingresan a los galpones. En cada bandeja llegan 100 pollitos.
Como parte de esta actividad fundamental del proceso, el personal técnico verifica el buen estado de las patas, pico, ombligo, ojos, piel y plumaje. Las patas y los picos deben brillar; los ojos no deben estar rojos; el abdomen debe ser plano sin la presencia de botones negros, entre otros factores. Según Vizcaíno, el plumón o plumaje ordenado es un indicativo de que no hubo problemas en el proceso de incubación.
Los pollos en el campo permanecen entre 46 y 50 días, dependiendo de las necesidades del mercado. Algunos compradores prefieren menos peso y se realizan ‘saques’ a los 34 o 36 días, con un peso de 1 850 a 1 900 gramos. Sin embargo, hay otros compradores que desean pollos más grandes: de 2 750 a 2 800 gramos, lo que implica que el pollo pasa más tiempo en el campo.
Su primera nutrición
Cuando el pollo de un día llega a las granjas es sometido a un proceso de educación de arcorreflejo, porque por ejemplo no saben lo que es un surtidor de agua (niple). Por esta razón, en la tetilla, que contiene el dispensador del líquido vital refleja la luz del entorno y el ave se acerca por curiosidad y luego va experimentando para qué sirve y cómo beber, explica Vizcaíno.
También, la forma de tomar agua determina el grado de deshidratación que pudo tener el pollito debido al largo viaje. La primera dieta es calórica, con los ingredientes normales de maíz y soya más los insumos correspondientes.
Andrea Vizcaíno, ingeniera agropecuaria y encargada de la granja, describe los diferentes procesos y explica la forma adecuada de tratar a los pollitos de un día, para que crezcan saludables y logren el peso deseado por los clientes.
Para evitar la asfixia por el calor, los animales viajan en la noche, pero se debe tomar en cuenta la temperatura en el camión, que el proceso de incubación haya sido impecable y la colocación de vacunas esté dentro de los estándares. Ahora únicamente recibirán la vacuna contra la bronquitis; para las otras enfermedades ya la recibieron en la incubadora.
Una vez que llegan los animales a su destino se cumplen tres procesos: descarga, conteo y pesaje. Este último se efectúa de forma aleatoria, con el fin de determinar el peso de salida y de arribo a las granjas. Además, se verifica el número de aves que murieron en el trayecto.
Por medio de equipos de última generación se mide la temperatura, luminosidad, la humedad y la velocidad del viento en el interior de los galpones.
Luego de recibir la vacuna y de un tiempo prudencial de secado, los pollitos son distribuidos en el piso de cemento y sobre el cual se ha colocado una capa de cáscara de arroz. La temperatura promedio de cada lugar oscila entre los 30 y 32 grados centígrados.