“El agua puede actuar como vector de muchas enfermedades, con impacto en los rendimientos de las operaciones avícolas”, afirmó Susan Watkins, PhD del Centro de Excelencia para la Ciencia Avícola en la División de Agricultura del Sistema de la Universidad de Arkansas (EE. UU.), durante la conferencia “Calidad de agua en avicultura”, organizada por la Asociación Santandereana de Patología Aviar de Colombia (ASPA).
La especialista mencionó que, como primer paso, se debe evaluar la gestión del agua e identificar oportunidades, luego conocer las condiciones del agua, desarrollar una aplicación con suplementos, y un programa consistente de saneamiento.
El primer factor involucra inspeccionar con ojo crítico, todos los aspectos del sistema desde el suministro hasta el último bebedero y determinar en dónde puede haber riesgos a ser corregidos.
Mencionó que no solo se debe conocer las condiciones del agua o saber la cantidad de coliformes que existen, sino el total de bacterias aeróbicas, puesto que este es un claro indicador de contaminación.
El desarrollo de un programa con suplementos implica poder elegir entre un ácido inorgánico en lugar de un ácido orgánico para reducir el pH del agua con niveles elevados de alcalinidad. Sugirió la elección de desinfectantes que sean compatibles con el pH, o el uso de productos estabilizados para superar la pérdida del desinfectante durante condiciones de bajo flujo o agua estancada.
Asimismo, planteó el desarrollo de un programa consistente de saneamiento. Los niveles microbianos deben estar bajo control sin la aplicación excesiva de desinfectantes para que las aves puedan beber el líquido de manera adecuada. Un programa diario de saneamiento del agua asociado a actividades de limpieza a fondo de las tuberías de agua, entre parvadas, ayuda a minimizar el riego de formación de biofilm.
Además, se recomienda hacer pruebas en los bebederos de las aves. La comparación de los resultados al final, de una línea de bebederos con los de la fuente, permite saber si se está perdiendo la calidad del agua y la necesidad de tratarla.
Las empresas avícolas, con los programas de agua más exitosos, consideran que su calidad es una tarea importante y la convierten en parte de la cultura del equipo. Proporcionar a las parvadas la mejor agua posible no es una garantía de resultados; sin embargo, cuando se carece de ella, se convierte en una invitación para tener problemas con el equipo, la salud de las parvadas, y la producción de huevos y carne.
Watkins recalcó la importancia de prestar atención a los suministros de superficie y a los pozos poco profundos, que pueden ser de mayor riesgo de contaminación.
“La calidad de agua debe ser prioridad para todos los actores de la avicultura”, mencionó, al señalar como patógenos aislados de los sistemas de agua, al cólera aviar, coli, salmonella, influenza aviar, campylobacter, estafilococos, entre otros.
Un programa diario de tratamiento de agua deben incluir la revisión permanente de las tuberías