Los industriales estiman que las 160 mil toneladas de maíz amarillo duro que autorizará el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) para importar, son insuficientes para cubrir el déficit hasta abril de 2023, en que empieza la cosecha del ciclo de invierno.
Andrés Pérez, ejecutivo de Pronaca, consideró que se necesitan entre 30 mil y 40 mil toneladas adicionales, “porque no sabemos cómo será la cosecha del siguiente año. El país debe tener en inventario de maíz amarillo duro para tranquilidad de todos, ya que el mercado internacional es volátil”.
Las cosechas de este año, prácticamente, culminaron y los industriales empezarán a utilizar las reservas mientras llega el producto importado, previsto para la tercera semana de diciembre.
El MAG entregará los cupos a las empresas en los próximos días, conforme a la cantidad de grano nacional que compraron. Las autorizaciones están habilitadas desde el 15 de noviembre.
Sin embargo, hasta negociar con los proveedores extranjeros y buscar el transporte marítimo, el maíz arribará al Ecuador al finalizar el año. Para las 160 mil toneladas, se necesitan cuatro barcos, indicó Pérez.
“La cosecha de maíz amarillo duro de este año no fue mala, pero no cubre las necesidades de la industria. El MAG realizó un análisis de oferta y demanda y determinó que únicamente se necesita importar 160 mil toneladas. No obstante, el requerimiento es mayor”, enfatizó el ejecutivo de Pronaca.
Además, comentó que 2022 fue bueno para los agricultores de maíz amarillo duro, porque vendieron el quintal sobre el precio mínimo de sustentación que el MAG estableció a inicios de año (15,67 dólares el quintal).
“En esa fecha no había problemas internacionales, como el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Con la guerra, el mercado mundial se desequilibró y los precios subieron, lo que impactó también a la industria nacional. Actualmente, el quintal de maíz nacional se adquiere hasta en 23 dólares. Obviamente, los intermediarios son los que obtienen mayores ganancias”, mencionó.
A criterio de Pérez, la diferencia perjudica significativamente a la industria. “Con cuatro dólares de disparidad entre el precio mínimo de sustentación y el valor en el mercado, a la industria le representa unos 120 millones de dólares, aproximadamente. Por esta razón, los productores de huevos y de pollos, por ejemplo, subieron la proteína al consumidor final”.
Precisó que, en el caso de los productores de huevos, la cubeta de 30 unidades se vende por debajo del costo de producción. Expresó que mientras el mercado del maíz está protegido, esto no sucede con la industria y con los productores de animales, quienes están sujetos a la oferta y a la demanda del mercado. “Esperamos que la importación pueda paliar, un poco, los costos nacionales”, sostuvo Pérez.
Para el siguiente año, el ejecutivo de Pronaca pronosticó que los precios de las materias primas (maíz, trigo, soya) continuarán altos, porque no se terminan los problemas internacionales.