La plaga del gusano cogollero, al ser conocida desde un centenar de años, se puede combatir con facilidad realizando los procedimientos adecuados, advierte Jacinto Orellana, funcionario de Agripac, empresa de provisión de insumos agrícolas.
El primer factor que controla la población de estos insectos, dice, es el canibalismo que los caracteriza, pues al encontrarse más de un espécimen en una misma planta, el grande se come al pequeño por lo que generalmente se encuentra uno por cultivo.
Otro agente que regula el crecimiento del cogollero es la presencia de los insectos benéficos como las microavispas, que atacan a las orugas infestándolas de huevos y ocasionando su muerte.
Lamentablemente una aplicación inicial de agroquímicos, con una bomba a motor y de cobertura total, impacta el ambiente y destruye a los enemigos naturales de las plagas.
"Los controles con productos artificiales deben ser armónicos y racionales en una diligencia temprana para matar únicamente a la peste. El principal problema es entonces, el manejo inadecuado de los productos sintéticos", explica Orellana.
Señaló que el 90% de los maiceros son pequeños productores, quienes actualmente ya no realizan aplicaciones de cebos tóxicos que constituyen una práctica barata, menos contaminante y de fácil utilización. "En la actualidad manipulan las bombas de motor debido a su comodidad, pero son altamente perjudiciales", reitera.
Indica que si un agricultor desea hacer una aplicación con una bomba de motor, debe utilizar tóxicos de ingestión; es decir, que no tengan efectos de contacto; pues si se utilizan los equipos e insecticidas inadecuados, el impacto ambiental será muy alto y el agricultor se quedará únicamente a expensas de los efectos de los químicos.
Otro agravante -indica- es que la mayor parte de los productores se acerca a las tiendas de venta de agroquímicos para solicitar consejos, donde personal sin preparación les recomienda los productos más baratos y no necesariamente más eficaces. "Cuando hay problemas, hay que consultar a un especialista", precisa.
"Yo no concibo que estemos frente a una plaga incontrolable cuando, de las 250 mil hectáreas de siembra de maíz, solo 25 mil tuvieron ataques de defoliadores incontrolables, mientras que el resto está cosechando", exclama.
Indicó que el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) hizo una defoliación simulada y llegó a la conclusión de que inclusive, si esta es moderada, el impacto sobre la producción no es muy alto; no así las enfermedades ocasionadas por hongos que sí reducen los rendimientos.
Según el especialista, la defoliación provoca pérdidas de 20, 30 o 40% máximo, mientras que los hongos reducen en 80% las cosechas.
Sostiene que la plaga registrada en el último ciclo de invierno fue estrictamente de gusano cogollero. "El gusano ejército no tuvo presencia; lo que sucedió fue que los ataques se dieron en forma consecutiva. La primera agresión ocurrió entre los 15 y 18 días del cultivo, pero como el productor hizo un mal manejo y no mató a toda la población del cogollero, el 30 o 40% que sobrevivió continuó con su desarrollo y se produjo otra una nueva infestación".
Agrega que "en esta ocasión -como el maíz ya no tenía cogollo- las larvas no tuvieron donde albergarse y descendieron a comer los estigmas de las flores, los pelos del choclo y el resto del campo. Como la planta ya estaba desarrollada no funcionó el canibalismo y las poblaciones se dispararon al no enfrentar a sus enemigos naturales. Nunca existió otro insecto", dice.
Recomendaciones
- Las evaluaciones periódicas son indispensables y fáciles de hacer porque existen umbrales de daño factibles de reconocer.
- Cuando el maíz tiene un ataque de cogollero, lo primero es hacer una intervención con algún controlador como un enemigo natural o insecticida, que no sea de contacto y que no impacte tempranamente en el entorno.
- Es mejor utilizar una bomba de mochila a la espalda e ir aplicando el tóxico cogollo por cogollo, ya que es allí donde está el insecto.
- Es importante regresar a las aplicaciones de los granulados caseros llamados "cebos", cuya composición es una mezcla de arena, agua e insecticida, que se los coloca cogollo por cogollo. Esta es una aplicación barata y muy eficaz.
- Lo primordial es aprender a evaluar; se debe monitorear los campos a los 18, 25 y 40 días de desarrollo del cultivo, pues las plagas se mueven en distinta dinámica poblacional.