La industria camaronera en Ecuador ha evolucionado notablemente. En 2018 se exportaron 1,116 millones de libras con un crecimiento del 19% en relación a 2017. En el primer semestre de 2019 se exportó 679 millones de libras más que en 2018; es decir, un crecimiento mayor al 26%, el más alto en la última década.
Esta mejora sustancial es consecuencia del manejo holístico de la producción y su interacción con nuevas tecnologías OnFarm. En la actualidad es un sector con bases sólidas y el primer rubro exportador en Ecuador, después del petróleo.
Las 220 000 hectáreas producen más del doble de hace 5 años, sin que se haya aumentado sustancialmente el área de cultivo.
Paralelo a este crecimiento en ventas, existe un desarrollo sustentable. Se tiene un producto que ofrece la más alta calidad e inocuidad para los consumidores, fomenta respeto al medioambiente, alta trazabilidad y producción libre de antibióticos, con protocolos de producción natural, sin químicos y con una característica diferenciadora que le da valor agregado a las exportaciones.
Además, por medio de la Cámara Nacional de Acuacultura se ha propuesto la Sustainable Shrimp Partnership -Sociedad de Camaroneros Sostenibles- (SSP, por sus siglas en inglés) desarrollando el concepto desde las fincas productores hasta la gestión internacional con los destinos.
Hasta hace poco, los mayores desafíos fueron el control de las patologías, pero en este primer semestre de 2019, los precios de la libra de camarón han sido los más bajos de la historia, ocasionada básicamente por la sobreoferta de camarón en el mundo: hay competencia de producto de la India y del Sureste del Asia, avanzando en mercados como Estados Unidos abastecidos por el producto ecuatoriano. La consecuencia: una aguda crisis financiera en el sector.
Y aunque el consumo per cápita de mariscos ha aumentado, en el caso específico del camarón sigue siendo bajo. Para señalar un ejemplo, en países desarrollados como Estados Unidos, el consumo per cápita de camarón bordea los 2 kg, mientras que el consumo de bovinos está en 80 kg.
Con cuatro años de precios a la baja, en 2018 quedó en evidencia que estos precios no justificaban los costos de producción de la libra de camarón y que los protocolos usados eran obsoletos, obligando a los productores a que mejoren día a día sus rendimientos, innovando en opciones de manejo y protocolos alternativos que superasen las expectativas en sus operaciones.
Un ejemplo de lo señalado es la introducción de la fertilización orgánica con probióticos que mejoran las condiciones sanitarias de la piscina y de la población de camarones, empleando tecnologías naturales, como sucede en el caso de Alltech.
Además se optimizaron todos los recursos. En el caso del alimento -que representa casi el 80% de los costos de producción- se obtuvo muy buenos resultados implementando alimentadores inteligentes y mejoras en la calidad nutricional y física de los alimentos. Con esto, los costos de producción bajaron un 60%, dando como resultado bajas en la conversión alimenticia, mayores crecimientos semanales, menores días de cultivo y mayor número de ciclos de producción al año.
Adicionalmente existe la posibilidad de energía eléctrica más accesible, diagnóstico de enfermedades en campo, aplicación de nuevas tecnologías como el monitoreo con drones, investigación en genética, RAS (recirculación) y aumento de densidades, lo que también influye en aumento de producciones y rendimientos.