Las vacunas y medidas de bioseguridad contribuyen a mantener las granjas avícolas libres de enfermedades.
La compañía Dimune, representante en Ecuador de laboratorios Ceva Salud Animal, ofreció a los productores avícolas del centro del país, una interesante jornada técnica relacionada con el empleo de medidas preventivas de enfermedades aviares.
Para Leonardo Alvarado las vacunas protegen a las aves y a los animales, en general. Estas tienen la capacidad de prevenir enfermedades, apoyando de esta manera al proceso de bioseguridad porque permiten llevar un estricto control.
En el mercado existen nuevas vacunas que son capaces de generar una salud adecuada en las aves, porque son absolutamente seguras para casos como la laringotraqueitis; son vacunas genéticamente modificadas (se toma un virus al que se le inyecta uno o dos genes).
En otro tema relacionado con la nutrición avícola, Alvarado explicó que en Colombia no se utiliza el término transgénico sino genéticamente modificado y no ha habido rechazo a este tipo de tecnologías. La percepción que tiene es que no hay rechazo ni duda porque han apoyado para la obtención de buenos resultados.
Luis Alzamora expuso sobre las vacunas vectoriales y la positiva experiencia peruana, debido a las medidas tomadas para enfrentar la laringotraqueitis. Durante el seminario se trató de describir cuál ha sido el desarrollo de la enfermedad en general, el manejo responsable de los productores y los resultados alcanzados con el pollo de carne. La conclusión es determinante: la enfermedad está controlada.
Esto -dijo- se logró porque al presentarse la enfermedad todos los involucrados en el sector avícola se pusieron de acuerdo para acatar políticas comunes de aplicación inmediata en todas las granjas. Afirmó que se hizo de manera obligatoria porque cuando la enfermedad aparece en una zona, es solo cuestión de tiempo para que se contagie la granja vecina.
“Lamentablemente estamos acostumbrados a pensar que las vacunas son el salvavidas del sector avícola. Lo que el avicultor debe entender es que las vacunas y la vacunación son herramientas dentro del complejo mundo de soluciones que se aplican para prevenir enfermedades. Las vacunas son herramientas, no son la solución final”, reiteró.
Para Luis Sesti, las vacunas vectorizadas son seguras, de última generación y no tienen desventaja frente a las vacunas convencionales. Sin duda, hay algunos impactos importantes. Uno de ellos es que no existen virus fijos y no se van a generar nuevos brotes de enfermedades. Las vacunas dan la oportunidad de estresar menos a las aves, y se las puede aplicar en el primer día de vida de los pollitos.
Sesti lamentó que aún hay un cierto desconocimiento sobre el concepto de vacunas vectorizadas, a pesar de que su empleo es muy común en el mundo. Se cree que estas vacunas son todas iguales y no son así: dependen de los vectores que se utilicen.
Explicó que cuando estas vacunas se aplican adecuadamente, los resultados son bastante buenos y ya no se necesitan las vacunas convencionales.
Para Wladimir Egas, Ecuador debe trabajar mucho en bioseguridad para que todas las empresas y las plantas pequeñas puedan ser beneficiarias de este mecanismo que permite alcanzar grandes logros. Consideró que hay empresas que aplican normas que son muy buenas, aunque piensan en que todavía en el concepto de bioseguridad es mucho más grande de lo que actualmente existe.
Egas consideró que se deben buscar los niveles más altos de bioseguridad, considerando que la importancia de sus operaciones es fundamental para lograr la superación de la granja y propender a que la producción avícola sea mucho más significativa.
Dijo que en una empresa todos: empresarios, empleados e inclusive clientes deben tener una cultura y estar enmarcados en los procesos y en las normativas de bioseguridad, para lograr productos con certificaciones de alta calidad