Las empresas aseguradoras requieren ampliar su portafolio de servicios. Un seguro debe ser considerado como un insumo que garantice el resultado de la producción.
La actividad agropecuaria es el sostén de la economía de las naciones; para precautelar este objetivo la producción se enfrenta a un sinnúmero de factores, muchos fuera de control como sequías, inundaciones, plagas, por citar algunos. Frente a esta realidad, hay países que aplican con éxito los seguros agropecuarios, entre ellos Argentina, Brasil y México, aunque en el caso de Argentina, los productores optan solo por un seguro ante granizadas y heladas, lo cual no deja de sorprender.
En Ecuador no existe una cultura de aseguramiento. Algunos productores acceden a este servicio, únicamente cuando la entidad financiera, pública o privada, los condiciona para acceder a los créditos.
Prueba de ello es que en el país existen apenas dos compañías aseguradoras que ofertan esta propuesta -Zurich, que adquirió QBE (ex Seguros Colonial) y Seguros Sucre- además de que por la naturaleza de las actividades, el argumento de otras aseguradoras es que las actividades agrícolas y agropecuarias son de “alto riesgo”.
Con el fin de que los productores tomen conciencia para asegurar sus actividades se realizó en Quito el “Seminario Internacional de Seguros Agrícolas para el fortalecimiento de políticas, servicios financieros e inclusión de herramientas tecnológicas”, con la participación de expertos nacionales e internacionales.
Marcelo Girardi, secretario general de la Asociación Latinoamericana de Seguros Agrícolas (Alasa), señaló que el seguro agrícola es un instrumento vital para los productores porque los problemas son diferentes. “Dependiendo de la vulnerabilidad de cada uno, el seguro es indispensable, especialmente para los medianos y pequeños productores que dependen de una sola actividad, mientras que los grandes tienen otras alternativas para prever cualquier riesgo”.
Sugirió la contratación de un seguro multirriesgos que, aunque resulta más costoso, garantiza toda la producción y los compromisos económicos que tienen los productores con proveedores y entidades financieras. Además, los agricultores pueden volver a empezar en el caso de una pérdida total porque es su capital de trabajo. De esa forma, se evita el abandono de las tierras y la migración a los centros urbanos.
Otro de los rubros de aseguramiento que propuso el experto y que algunos países lo aplican con éxito, es el de tipo índice. Se trata de captar mediante una imagen satelital un determinado sector, pero en estos casos algunos productores pueden resultar más afectados que los otros; no obstante, todos deben cancelar sus obligaciones para así beneficiarse del seguro.
Byron Flores, viceministro de Desarrollo Productivo Agropecuario del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), señaló que es importante tener un agricultor asegurado porque la entidad no podría asegurar a todos los agricultores del Ecuador.
Dijo, que algunos productores están conscientes sobre la necesidad de contratar un seguro, pero otros no.
“El reto es generar conciencia de aseguramiento porque en el Ecuador no existe esta noción”, señaló.
Al seguro, el agricultor lo considera como un costo innecesario, pero cuando pierde la producción se arrepiente, por ello es fundamental adquirir un seguro agrícola, pero adaptado a la realidad del país, mencionó Flores.
Desde el 2010 hasta el 31 de julio de 2019 se emitieron 392 718 pólizas con una superficie asegurada de 1 413 530 hectáreas.
Flores hizo un llamado a las aseguradoras para que amplíen su portafolio de servicios hacia el sector agropecuario. Además, calificó de positiva la acción del Proyecto AgroSeguro, del MAG. “Ellos tienen desarrollado una infraestructura logística completa, para ayudar al productor”, pero admitió que se debe innovar y llegar a más cultivos.
Más de 64 000 productores se han beneficiado de una indemnización a través del Proyecto Agroseguro, esto en cifras suma 58,7 millones aproximadamente. “De no tener un seguro agrícola tendríamos que declarar cada año al agro en emergencia. Esta herramienta financiera brinda estabilidad al productor ecuatoriano ante fenómenos climáticos, adversos y biológicos” añadió César Bowen, gerente del Proyecto AgroSeguro.
Cobertura mixta
Néstor Abatidaga, presidente de la Asociación Latinoamericana de Seguros Agrícolas (Alasa), enfatizó en la necesidad de que el seguro sea considerado como un insumo más para proteger la producción. Incentivó a las empresas de seguros para que brinden mayor cobertura y a los productores para que tomen conciencia de esta necesidad.
Para él, lo ideal es una cobertura mixta, donde el Estado participe con algún tipo de subsidio y se ponga de acuerdo con el sector privado, porque el éxito depende de un trabajo compartido como sucede en España desde hace 39 años, donde los resultados son exitosos.