Christian Wahli
- Ing. agrónomo por la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza)
- Amplia experiencia en desarrollo de proyectos sustentables. Responsable de la construcción, instalación y gerencia general de LATINRECO (NESTLÉ R&D CENTER, Quito), y de la Gerencia de Producción de la Región Andina
- Presidente de International Life Science Institute en Ecuador (ILSI)
- Consultor en temas de innovación de grupos industriales ecuatorianos
- Presidente Ejecutivo de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas
En los próximos 30 años, la población global bordeará los 10 000 millones de habitantes y en el Ecuador, los 21 millones. A este crecimiento poblacional se suma la disminución de la pobreza, causas que generarán una fuerte aceleración en la demanda de alimentos. Ante este escenario, la necesidad más apremiante del país y del mundo será disponer de alimentos de calidad en cantidades adecuadas.
Los alimentos, para satisfacer esta explosiva demanda, deberán producirse en un ambiente adverso, marcado por el cambio climático y la escasez de tierras y agua, lo cual obliga a pensar en la reorganización de la producción de nutrientes para los seres humanos.
Considerando estas circunstan- cias, a escala nacional y por primera ocasión se están uniendo las organizaciones agrícolas y las de la industria de alimentos para formalizar auténticas cadenas agroalimentarias de valor. Algunas cadenas ya se han formalizado (caso de la leche y del maíz), pero es urgente que se extienda este concepto a las que faltan por estructurarse formalmente.
La seguridad alimentaria se ha tornado en una misión fundamental de la industria agroalimentaria, no solo por el mandato constitucional, sino porque su papel en la sociedad es garantizar la suficiencia de alimentos
Toda la cadena de valor de la industria agroalimentaria, desde el consumidor hasta la finca, está renovándose con un enfoque de mercado, lo cual significa tener como meta la atención de la demanda de los ecuatorianos y explorar nuevas oportunidades en el mercado internacional.
Esta realidad conducirá al país a reorientar el eje de la economía nacional, de la extracción petrolera a la producción agroalimentaria que además es una actividad económica sustentable. Las condiciones agrícolas del país, su buena disponibilidad de tierras y fuentes de agua, son elementos que contribuyen a que la industria agroalimentaria ecuatoriana se posicione entre los grandes proveedores en el comercio internacional de alimentos.
Esa novedosa orientación llevará a la existencia de nuevas categorías de exportación con alto valor agregado, que traerán crecimiento económico y positivo impacto social, porque la cadena agroalimentaria es por naturaleza creadora de fuentes de empleo.
El promisor futuro del sector agroalimentario va en dirección opuesta a la actividad petrolera que está en declive por varios factores, como son la caída abrupta de los precios y la tendencia al desarrollo de formas de energía limpia, destinadas a sustituir al petróleo.
La industria agroalimentaria tiene un alto potencial para reducir la pobreza en las zonas rurales trabajando la cadena de valor de forma eficiente. Este cambio de modelo requerirá una gran alianza entre los actores privados y un amplio diálogo con los diferentes actores del sector público, para que el sector agroalimentario sea el nuevo eje de desarrollo del país que garantice seguridad alimentaria, empleo productivo y productos con valor agregado para el consumo interno y la exportación.