Foto: Marcelo Núñez Cabrera
Reciclar o reusar desechos que se utilizan en el día, así como tratar adecuadamente los desechos sólidos y líquidos que se producen en una planta de faenamiento de aves, son tareas indispensables para minimizar impactos al ambiente.
Marcelo Villarroel, gerente de Producción de la planta faenadora Cripollo, de Incubandina, localizada en la provincia de Cotopaxi, indica que el interés de la empresa es cumplir con todas las normativas ambientales, por lo que se emprendió desde lo más elemental, hasta lo más complejo.
Lo que parecería sencillo se refleja en un proceso de implantación de controles a los desechos que genera la empresa. Se origina desde la recolección y clasificación de la basura del día a día, (cartón, vidrio, plásticos y metales). Con ello se busca dos cosas: cumplir con la diferenciación y su posterior reuso o su reciclaje, según sea el caso. Este proceso lógicamente se debe involucrar a los gestores registrados y autorizados por el Ministerio del Ambiente, tal como exige la norma.
El otro proceso -más complejo y particular- comienza con la toma del agua de un afluente natural (ojo de agua) para ser utilizada en la planta de faenamiento. Para el efecto, este líquido debe purificarse para su empleo, a través de un proceso de potabilización.
Una vez que está apta para este propósito se utiliza internamente en la planta industrial con el proceso de faenamiento de las aves (que genera dos tipos de desechos: sólidos y líquidos), así como para el uso en las actividades de los empleados.
Para el proceso del desecho de tipo líquido, recogen toda el agua que ha sido utilizada internamente y que es de tipo industrial. Aunque se espera que sea únicamente líquidos, se incluyen sólidos, como grasa, plumas, sedimentos de alimento balanceado, vísceras, órganos internos en fin, desperdicio del faenamiento, que se trasladan hasta un tamiz, donde se obtiene una división de residuos.
Foto: Marcelo Núñez Cabrera
"Hay un primer filtrado para separar desechos sólidos grandes", dice Villarroel, al indicar que hay otro tamizado que cumple la misma función, pero con partículas más pequeñas, pues la intención es "bajar al mínimo para que queden únicamente residuos líquidos".
Luego está la formación de lodos producto de la aplicación de químicos en la máquina denominada DAF que trabaja sobre residuos de grasa y sangre. Con el uso del DAF -dice Villarroel- se forman lodos de flotación que son retirados y depositados en otro sitio, para posteriormente utilizarlos como fertilizante en los cultivos.
Al final del proceso hay agua desagregada, que ya tiene calidad de líquido para riego y que para comprobar su calidad es sometido a análisis de laboratorio, como parte del control.
Para el caso de los sólidos, indica que son llevados a un digestor o cooker, donde se elabora harina aviar, con el uso de un elementos químicos y de temperatura.
"El cooker o digestor -menciona el técnico de Incubandina- es una gran olla de presión de tamaño industrial, donde se cocinan los sólidos a altas temperatura para materialmente licuar todos los sólidos que ingresaron (plumas, las vísceras, etc.)
Menciona que lo que se obtiene es harina aviar para elaborar alimentos para caninos. "Es harina aviar tiple, porque están mezcladas las plumas, las vísceras y la sangre. Tiene más elementos y cuando le clasifican cambian los porcentajes de proteína cruda, pero hay que ver la proteína digestible, que es lo importante".