Pese al contexto decreciente de la economía ecuatoriana actual, el sector agropecuario registra un constante crecimiento en los últimos años. Es así que en 2015 se observó un Producto Interno Bruto Agrario (PIB) del 8,8% sobre el PIB total; es decir un 3,5% mayor al de 2014.
Los cultivos de banano, café y cacao mantienen su representatividad con un 20%; el cultivo de flores llega al 8%; la cría de animales, 8%; silvicultura, 12%; acuacultura, 7%; pesca, 7 %, y otros cultivos agrícolas, 36 %. Estas son buenas noticias para el sector.
Sin embargo, un buen porcentaje de los productores campesinos, en especial los artesanales, no tratan sus desechos de forma adecuada, incrementado los niveles de polución.
En el país aún existen botaderos a cielo abierto: el 23% de los municipios los tiene. En ese lugar se disponen los residuos sin ningún tipo de control: no se compactan ni se cubren, lo que produce fuertes olores, gases y líquidos contaminantes; a esto se suma la contaminación en fuentes de agua dulce, a donde muchas veces se depositan los desechos.
Los gobiernos autónomos descentralizados y los ministerios del sector aplican las sanciones correspondientes a quienes infringen la normativa ambiental; pero los culpables reclaman apoyo y capacitación de parte del Gobierno para cumplir mejor sus obligaciones. Además -como incentivosugieren que sus buenas prácticas ambientales sean reconocidas con un sello/certificación como lo hacen con las grandes empresas.
En ese contexto, una de las alternativas que toma fuerza actualmente en el tratamiento de los desechos orgánicos es el biodigestor que, además de descomponer eficazmente la basura, facilita la extracción del gas resultante para su uso como energía.
Este producto puede instalarse en actividades productivas privadas o públicas como: granjas porcinas, lecherías, queserías, avícolas, camales, restaurantes, centros de investigación, universidades, colegios, escuelas, campamentos militares y en cualquier lugar donde se generen residuos orgánicos que fácilmente se disuelvan con agua.
Gerardo Parra, director de la empresa Biodigestores Ecuador, indicó que los costos de este producto varían de acuerdo al modelo, los materiales a utilizar, el equipo asesor, la logística y los trabajos de campo. Pero, señaló que con un pequeño taller de capacitación práctico, el productor o ciudadano está en capacidad de instalar un biodigestor de pequeña y mediana escala.
"Tenemos usuarios en El Oro y otras provincias que han instalado biodigestores sin ningún acompañamiento técnico, simplemente con la primera capacitación entregada. En grandes proyectos que manejan mayores caudales de aguas residuales o residuos muy complejos, es importante contar con el acompañamiento de un técnico con experiencia para el diseño e instalación", dijo Parra.
Funcionamiento de un biodigestor
Los biodigestores o contenedores herméticos permiten la descomposición de la materia orgánica en condiciones anaeróbicas y facilitan la extracción del gas resultante para su uso como energía.
Un biodigestor cuenta con una entrada para el material orgánico, un espacio destinado a su descomposición, una salida con válvula de control para el gas (biogás), y una salida por donde emana el material ya procesado (bioabono).
Para el Director de la empresa Biodigestores Ecuador las ventajas que tienen los biodigestores son:
- Se puede extraer biogás para uso local.
- Es posible utilizar los productos secundarios como abono o fertilizante.
- Evita el uso de leña, reduciendo la presión local sobre los recursos forestales.
- Fomenta el desarrollo sustentable.
- Cumple con la normatividad nacional e internacional.
- Impide la contaminación de mantos acuíferos.
El empresario manifestó que la biotecnología brinda mucho aporte en el desarrollo de la producción agropecuaria, tales como la implementación y el uso de energía renovable a través de tecnologías limpias como los biodigestores; pero consideró importante que estos sistemas sean accesible a todos.
"Los pequeños productores muchas veces no cuentan con los medios ni siquiera para instalar un biodigestor de pequeña escala que tiene un precio aproximado de 500 dólares. Hacen falta facilidades de crédito y campañas promocionales que den a conocer este tipo de soluciones ambientales; así podríamos contribuir al cambio de la matriz productiva y al buen vivir", destacó.