Foto: Marcelo Núñez Cabrera
Huevo inicial, parejo y grueso son las categorías que, a criterio del avicultor Wilson Velasteguí, se comercializan con mayor regularidad en el mercado ecuatoriano.
Pero de ellos -afirma- el más apetecido es el huevo grueso, el que en la descripción se señala que pesa 65 gramos hacia arriba, y por lo tanto tiene un mejor precio. Del inicial, Velasteguí dice que tiene un costo mínimo, al no ser atractivo para los consumidores.
De ahí que el avicultor siempre lucha por conseguir huevo grueso, porque ese es el que se puede vender a buen precio. El otro (el inicial) es una compensación de lo que el avicultor hace, menciona Velasteguí.
Además, agrega que otra alternativa es buscar nuevos mercados para el huevo inicial o darle valor agregado para que los productores puedan obtener mejores precios. Lógicamente eso vamos a aprender cuando desarrollemos el segmento comercial, precisa.
Es indispensable limitar el crecimiento
Para Wilson Velasteguí, la actividad avícola en la actualidad enfrenta una gran saturación del mercado, producida por la instalación de granjas muy cercanas, unas de otras.
Lamentablemente la idiosincrasia del ecuatoriano hace que se instale una granja encima de otra y estamos expuestos a una contaminación por patologías, que luego merman la producción, además del costo que significa combatir y solucionar esta situación, alerta Velasteguí.
Considera que es importante que alguna entidad se encargue de limitar el crecimiento, que establezca límites de granja a granja. Este control permitirá que vayan desapareciendo las enfermedades y las patologías, que puede afectar a un determinado sector, manifiesta.
En el centro del país sabemos que hay una incidencia de granjas en un solo sector, minúsculo, y eso merma que haya granjas saludables, agregó.
Para manejarse en esa parte comercial, Velasteguí considera que los avicultores deben analizar algunos temas, como el disponer de una báscula o balanza en cada granja, porque con ese equipo se determinará el peso exacto de los huevos, como ya está establecido en la norma INEN 1973.
Es una medida indispensable, reitera, al indicar que al ojímetro el comerciante afirma que un huevo grueso es pequeño, pero si al pesarlo marca 66 gramos se determinará que es un huevo grueso frente a cualquier otro criterio subjetivo, y por lo tanto tendrá un valor distinto.
Hay avicultores que no manejamos pesos y el intermediario nos convence con sus argumentos y terminamos regalando el trabajo. Pero si aprendemos y nos aseguramos de lo dicho, además de contar con guías de manejo, podemos salir. Esto favorecería a todo el gremio, porque se vendería nuestro producto a mejor precio, indica.
Afirma que los avicultores debemos concienciar para vender buenas cargas, eliminar huevos rotos o fisurados, o colocar en una cubeta solo huevos marrones, o solo huevos blancos que en la actualidad también comienzan a comercializarse.
Velasteguí considera que hay que clasificar la carga, porque eso impide que se subestime el producto; pero también -dicela clasificación permitirá que se pague mejor, que se comercializa de buena manera, que alcance mejores mercados y que se coloque el producto en cualquier vitrina.
Agrega que el siguiente paso será etiquetar los huevos para mejorar la fase de comercialización, como sucede en Perú, Colombia, México. También, recomienda darle valor agregado y contar con los respectivos permisos, como por ejemplo los de la Agencia Ecuatoriana de Aseguramiento de la Calidad del Agro (Agrocalidad) para el funcionamiento adecuado de las granjas avícolas.
El avicultor manifiesta que en Perú se vende huevos gruesos por kilo, pero es escéptico al pensar que pueda ingresar al país vía contrabando, porque el cascarón del huevo es frágil y puede romperse durante el traslado.
Cuando han intentado introducir huevo siempre ha sido un parejo, porque es un cascarón más fuerte, que resiste el viaje al pasar por carreteras de segundo orden, aunque es complicado, dice Velasteguí.
En el tema del contrabando, el productor considera que no se hablará del tema si en el país el costo del maíz amarillo duro se tuviera el quintal a 10 dólares, como es en Colombia o en Perú.
Pese a ese inconveniente, dice que el consumo de huevo aumentó en Ecuador de 160 huevos per cápita año, a entre 180 y 185 unidades de consumo.