Foto: Marcelo Núñez Cabrera
La producción de huevos comerciales o de mesa depende de varios factores, como la presencia de enfermedades, el ingreso ilegal de ese producto desde los países vecinos, la falta de materia prima para atender la alimentación, entre otros.
Así se expresa Clara Pérez, de la Avícola Santa Elenita, quien señala que “hay enfermedades que afectan a la gallina, como la coriza”, que puede incidir en los niveles de producción de las aves.
Otro caso es el del contrabando o ingreso ilegal de productos, ya sea por las fronteras. “Sí hay ingreso de huevos del sur y del norte”, afirma Pérez al tiempo de solicitar mayor control para evitar el traslado y la consecuente afectación a la producción de huevo nacional.
También, la provisión o el costo de la materia prima para la elaboración de alimento balanceado -maíz y soya, principalmentees vistas como otro factor que incide en la producción avícola.
Pérez afirma que “aunque hay todas las materias primas, el maíz está a 22 dólares, y a veces escasea, pero hay que proveerse aunque sea caro. La compra de la soya ya se abrió ventajosamente”, luego de que el Comité de Comercio Exterior (COMEX) aprobara la extensión del diferimiento arancelario de la soya para los próximos tres años; es decir, que su importación no paga aranceles.
Clara Pérez, de la Avícola Santa Elenita
Foto: Marcelo Núñez Cabrera
La productora, además, señala el número de aves como otro de los componentes que afectan a la producción. “Decimos que sería bueno limitar el número de aves, pero luego cada uno aumenta lo que quiere; algunos incrementan más de la cuenta. Eso no puede controlar nadie. Ninguna autoridad lo hace”, indica.
Pérez considera que no se debe aumentar el número de aves porque habrá sobreproducción y de alguna manera, determinará el precio tanto del huevo como de la carne de pollo o las gallinas de descarte.
“Hace semanas estábamos a pérdida”, dice al señalar que “hay fluctuación del precio: si hay producción, baja, y si no hay, sube. A veces hay mucha gallina y entra huevo del norte y del sur”, reitera Pérez.
Respecto a la clasificación del huevo, menciona que los divide en tres categorías: grueso, mediano y pequeño, que los comercializa en la misma ciudad de Ambato, y también en Cuenca, Quito, Guayaquil, ya sea de manera directa o a través de intermediarios.
Refiere que no clasifica los huevos, sino que solo separa los más pequeñitos y los que están rotos. Eso lo hace porque -según afirma- los clientes prefieren comprar el huevo grueso.
En cuanto a la posibilidad de comercializar su producto mediante el peso, antes que “al ojo”, Pérez señala que toda la vida se ha vendido así y que no cree que se deba cambiar. “Ya sabemos cuál es el tamaño de cada categoría, no solo nosotros sino también los comerciantes y distribuidores”, dice.
Opina que para aumentar la venta de huevos, sí se deben implementar algunas cosas, como la publicidad, pero señala que “aún no ha pensado en rotular o etiquetar el producto, pero si después hay la exigencia, habrá que hacerlo”, agrega.