Juan Castillo, en su granja porcícola de Santo Domingo de los Tsáchilas muestra gran dedicación para sus animales.
Foto: Marcelo Núñez Cabrera
Todo visitante que ingrese a una granja porcícola debe pasar por el filtro de bioseguridad, que se inicia con el sistema de aseo total (duchas). Eso es innegociable y fundamental para evitar cualquier inconveniente de contaminación de las áreas internas de la granja.
"El área limpia es donde está la producción y los animales; la zona contaminada es el exterior de la granja, de donde llegan personas, vehículos, etc, que pueden ingresar algunos patógenos", explicó Juan Castillo, propietario del criadero de cerdos Santa María ubicada en la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas.
Precisó que en la actualidad existen en el país enfermedades externas como el síndrome disgenésico respiratorio porcino (PRRS), por lo que es imprescindible ahondar en los temas de bioseguridad para evitar graves pérdidas económicas.
"Nuestra filosofía es generar un producto sano e inocuo para que el consumidor lo adquiera sin riesgo, sabiendo que producimos la mejor carne que llega a sus hogares", expresó Castillo.
El productor haciendo una excepción invitó a nuestro equipo periodístico a realizar un apasionante recorrido por el lugar:
Área de maternidad
Allí están las cerdas que van a parir. Llegado el momento se les coloca en las jaulas de maternidad que tienen protectores laterales y posteriores para evitar que la madre arrolle a los lechones. El piso es de plástico lo que impide la contaminación. Estas jaulas se desarman por completo para lavarlas con fuertes detergentes y desinfectantes.
Allí se atienden semanalmente a cinco hembras que tienen un promedio de 12 lechones luego de un tiempo de gestación de 114 días; si se sobrepasa ese lapso o se adelanta tres días, se considera aborto.
Apenas nacen las crías se realiza el corte del ombligo, y el segundo día, los colmillos y colas, esto último para evitar el síndrome de canibalismo que se despierta mientras juegan y se muerden el rabo con movimiento de un señuelo.
A los recién nacidos se les alimenta con una papilla elaborada a base de yogur para fortalecer su sistema digestivo e inmunológico.
"Si una cerda tiene más de 16 lechoncitos se efectúa un control de la lactancia, separando a unos animalitos y dejando que los otros tomen leche de su madre; también se les ayuda con alimentos ricos en proteína y aminoácidos de mayor digestibilidad", explicó Castillo.
Agregó que, técnicamente, para cada hembra se recomienda un máximo de ocho partos en tres años, pero esto dependerá de la línea genética, el manejo, los cuidados sanitarios y la alimentación. Son cuatro puntos fundamentales para la reproducción.
El personal lleva fichas de control donde consta el número de partos de la cerda, su evolución durante la etapa de fecundidad, la cantidad de nutrientes que ingiere, entre otros aspectos. Mientras consuma de 5 a 6 kilos de balanceado tendrá buena elaboración de leche y su condición corporal se mantendrá de tal manera que a los tres días del destete (21 días de parida) entrará nuevamente en celo y se encuentre lista para inseminarla.
Cuando las crías egresan de la sala de maternidad, pasan a la etapa de levante donde aún existe el riesgo de enfermedades debido a la transición entre la leche de la madre y el alimento sólido. Este cambio hace que el animalito sufra y se pueden presentar problemas.
La gestación y la lactancia son fundamentales porque constituyen la matriz del negocio. Una vez que el lechoncito está destetado, los problemas son menores, pero si hay un buen manejo ya no hay inconvenientes.
Robinson Cevallos, encargado del manejo de los cerdos en estas áreas, es quien incluso debe desvelarse por cuidarlos. Dice que hay ocasiones en que pasa sustos cuando las cerdas paren porque usualmente hay peligro de que aplasten a las crías.
Indicó que cuando un lechón se demoró en nacer, le limpia las fosas nasales y le proporciona un energizante que en ese instante le ayuda a respirar. Agregó que a los 21 días, cuando se realiza el destete, él les aplica las vacunas.
Sala de gestación
En esta sala se encuentran hembras en diferentes etapas de preñez hasta que cumplan los 114 días para bajar a la zona de maternidad.
Su sistema de alimentación está constituido por minerales y vitaminas esenciales para la gestación y una nutrición balanceada en fibra, proteína y energía.
El macho reproductor de raza duroc (línea que se utiliza para el nacimiento de animalitos solo para carne) cuesta 1 500 dólares, pero hay otras razas mejoradas que superan los 4 000 dólares.
El duroc tiene una buena velocidad de crecimiento y carne de calidad, pero acumula más grasa lo que no es apetecido por el mercado, a diferencia del Pietrain que produce buena carne baja en grasa, pero tiene un crecimiento lento, lo que no justifica a los intereses del productor pese a que es muy apetecido.
Sala de extracción de semen
Luego de que el animal se estimula con las feromonas que expiden las cerdas en celo, artificialmente se obtiene el semen en un frasco. No hay contacto físico porque se necesita obtener el mayor número posible de dosis de semen del verraco. De una eyaculación se logra hasta 20 dosis, esto de una sola monta.
Laboratorio
El semen es colocado en un termo a baño María para mantener la temperatura y luego se le agrega un diluyente (proteínas para que los espermatozoides se nutran y se conserven por siete días). Posteriormente se toma la dosis y, por medio de un catéter, se coloca el esperma en el cérvix de la cerda para que se produzca la fecundación.
Conclusiones
"Si no se toman las debidas precauciones y se presenta algún problema sanitario, este se hereda en los lechones. Un lechón mal levantado en el área de maternidad (con diarrea o dolencias respiratorias) se refleja en la comercialización, porque pesa menos de lo esperado y se refleja en el costo de producción, pues el animal consume lo mismo y requiere el mismo espacio, pero produce 20 o 30 kilos menos, lo que suma en dicho costo sin el retorno económico esperado", manifestó Castillo.
Finalmente, agregó que la prevención se inicia con un buen plan sanitario, vacunando al lechón a los ocho días contra el parvovirus; medida que se repite a los 21 días y además se le aplica el circovirus. Con estas vacunas se los desteta y a los 50 días se les inmuniza contra la Peste Porcina Clásica.