La soya, planta leguminosa fijadora de nitrógeno (N) atmosférico, es la mayor fuente de proteína vegetal. Además, el perfil de aminoácidos de la proteína que suministra, se parece más a la proteína animal que la del maíz y arroz, convirtiéndose en un complemento dietético ideal para personas y animales.
El grano se usa mayoritariamente para extraer torta de soya, necesaria en la elaboración de concentrados destinados a la alimentación de aves de corral, cerdos y ganado de leche y carne.
La demanda mundial de soya seguirá expandiéndose para la producción de proteína animal que necesita la población en crecimiento. La expansión del cultivo ya ocupa espacios en foros
ambientales y la posible legislación para marcar límites está en discusión. A menos que hayan saltos importantes de productividad, el suministro mundial podría verse amenazado.
Al examinar la realidad de la producción de soya en Ecuador, se visualiza un posible problema de seguridad alimentaria. Actualmente se importa casi un millón de toneladas de torta por año para satisfacer la demanda de la industria de producción de proteína animal.
La siembra comercial de esta leguminosa comenzó en los 70’s en la cuenca del río Guayas, alcanzando importantes volúmenes de producción que luego se desplomaron. En la última década la superficie sembrada no supera las 30 mil hectáreas por año con una productividad media de 1.5 toneladas métricas/ha.
Esta representa un tercio de la productividad en EE. UU. y la mitad de aquella en Argentina y Bolivia, nuestros principales proveedores de torta; también revela un serio problema de competitividad que demanda soluciones para construir seguridad alimentaria, mejorar la dieta de la población y disminuir la salida de divisas por importación de torta de fue de 442 millones de dólares en el 2019.
La solución pasa por políticas públicas efectivas para aumentar la producción de soya motivadas por los siguientes argumentos:
Monocultivos de maíz y arroz deben rotarse con soya para mejorar la fertilidad del suelo y crear condiciones para mitigar la incidencia de malezas, plagas y enfermedades que debilitan la sostenibilidad de ambos.
Aumentar la renta de la tierra dedicada a las rotaciones maíz-soya y arroz-soya en terrenos con potencial para que la producción gane competitividad.
Desarrollar el potencial natural de la cuenca del río Guayas, y posiblemente otras zonas, para maximizar el desempeño de ambas rotaciones, con un robusto programa de investigación e innovación tecnológica.
El INIAP tomó recientemente la decisión de reactivar el programa de investigación en soya. El desarrollo de cultivares con alto rendimiento y aprovechamiento de la capacidad fijadora de N de la soya para mejorar la fertilidad del suelo, en beneficio del maíz y arroz en rotación, seguro serán puntos altos en la agenda investigativa.
Freddy Amores*
Profesional del agro con 48 años de trabajo en el ámbito de la investigación agrícola y docencia universitaria (INIAP y UTEQ), con experiencia en maíz, soya, arroz, cacao y café.
Estudios formales y capacitación en la Universidad Técnica de Babahoyo; Universidades de Carolina del Norte y de Utah (EE.UU); Universidad de Edimburgo (Gran Bretaña) y Universidad SEK Internacional (Quito).
Tiene maestrías en Ciencias del Suelo y Administración de Negocios. Obtentor de cultivares comerciales de cacao y co-autor de publicaciones en revistas científicas indexadas .
*La revista MAIZ & SOYA / TODOCAMPO tiene especial agrado de presentar al ingeniero agrónomo Freddy Amores, quien participará en la revisión y edición de temas agrícolas en nuestras publicaciones.