La Alianza del Pacífico está integrada por Perú, Colombia, México y Chile. Ecuador puede convertirse en el quinto integrante.
La Alianza del Pacífico, que podría contar con cinco países, tiene tres objetivos fundamentales: tener una zona de libre comercio entre los estados miembros; fomentar capitales y movilidad humana; y, fortalecerse frente a nuevos bloques comerciales que podrían conformarse en el Asia-Pacífico.
La Alianza del Pacífico está compuesta por Perú, Colombia, México y Chile. Actualmente es considerada como la octava economía del mundo y alcanza un PBI que representa casi el 40% del PBI de América Latina y del Caribe. Los cuatro países generan, además, el 50% de comercio de la región y atraen el 45% de la inversión extranjera.
Según el ministro de Producción, Comercio Exterior, Inversiones, y Pesca, Iván Ontaneda, Ecuador estaría listo para integrar el bloque comercial a partir de 2020. Este ingreso debería concebirse como una oportunidad, pero también como un desafío para que el país pueda reforzar sus relaciones y negociaciones comerciales externas, y no solo se enfoque en el mercado interno.
Con esta apreciación, Carol Chehab, representante del Observatorio de Comercio Exterior (OCE), sugirió que el Ecuador no se cierre a la globalización, ni al mercado internacional; en caso contrario puede verse enfrentado a los problemas del contrabando que afecta a sus sectores productivos. Las desventajas frente a Colombia y Perú, principales socios y vecinos del Ecuador, son evidentes por cuanto dichos países mantienen vigentes sus acuerdos comerciales.
Dijo que en la negociación confluyen dos propuestas fundamentales: minimizar el impacto si el sector que comercializa carne de pollo, pavo o cerdos es muy sensible; y, aprovechar la oportunidad de acceder a los mercados de la Alianza del Pacífico. Cree que se debe reducir los costos de producción, mejorar la productividad de la cadena, inocuidad y sanidad.
Consideró que una de las debilidades del Ecuador es que aún no tiene un precio adecuado y equilibrado del maíz para competir en los mercados internacionales.
Jorge Josse, director ejecutivo de la Asociación de Productores de Alimentos Balanceados (Aprobal), se declaró dispuesto a asumir el reto de ingresar, pero aclaró que aún se requiere de medidas que ayuden al sector a mejorar la competitividad que está determinada por el costo de producción.
“Todos los elementos técnicos adicionales los tenemos”, aseguró, y detalló un alto nivel de equipamiento y tecnología para producir alimento balanceado para aves y cerdos, inversión, bienes de capital, calidad de los procesos, calidad de material genético, y conocimientos técnicos del personal que labora en la industria.
A su criterio, lo ideal es que para la materia prima exista un diferimiento arancelario con el fin de que la soya y el maíz puedan ser más competitivos. “Hay que trabajar denodadamente en estos sectores, y quien no pueda ser competitivo debe buscar otros cultivos que reemplacen a los señalado”.
Afirmó que la competencia no solo permitirá tener condiciones dentro de la Alianza del Pacífico, sino ofrecer a la población y al consumidor ecuatoriano una proteína más barata, pues no es lo mismo un maíz que en el Ecuador cuesta 16,50 dólares, que el que se comercializa entre 11 y 12 dólares en Colombia, Perú o Chile. La diferencia es notable y así no se puede estar a la par.
Josse consideró importante ampliar la producción; reconoció que internamente ya no se puede crecer más allá precisamente por los costos, y porque si no baja el precio de la materia prima, la población no puede acceder al producto y disminuye la capacidad de consumo.
Competitividad es clave
Buscar mecanismos para que, de forma gradual, los maiceros sean productivos y puedan competir en igualdad de condiciones con los precios que promueven países como México, Colombia, Chile o Perú, recomendó Javier Corrales, presidente de la Unión de Productores de Huevo (Uniproh).
Consideró que para intervenir en este bloque la competitividad del sector avícola -empezando por la producción de materia prima- es fundamental, caso contrario el sector industrial se vería afectado y “tarde o temprano el sector agrícola también podría terminar”.
Otro de los problemas que Corrales evidenció es que el sector de la cadena avícola afronta la falta de liquidez. Por ello consideró necesario que el Gobierno concrete el ofrecimiento para que BanEcuador y la Corporación Financiera Nacional faciliten créditos para solventar liquidez de corto plazo con al menos tres meses de gracia y un año para subsanar el déficit de flujo de caja.
“Cuando se vayan a adoptar medidas, también se debe tomar en cuenta las consecuencias sumamente complicadas que puede tener para este sector”, pidió Corrales, y recordó que la proteína que produce esta industria es la más económica que se distribuye a los sectores populares del país. Esperan que el régimen se sensibilice y piense también en la posibilidad de subsidiar la absorción de la torta de soya.
Sin embargo, aclaró que las condiciones deben quedar claramente especificadas para permitir que los costos de la materia prima nacional puedan ser competitivos a escala internacional.