"Hay mucha oferta y poca demanda de pollo". Esa es la percepción que tiene Iván Cruz, presidente de la Asociación de Faenadores del sector avícola en Cotopaxi, y cree que es lo que incide en una caída del precio de la carne de pollo.
Cruz recuerda que hace cuatro meses, por cada libra de pollo pagaban entre 95 y 98 centavos de dólar, pero en la actualidad ese mismo volumen está entre 50 y 60 centavos de dólar.
"Cuando el producto está bueno todos venden y ahí baja el precio", considera el dirigente de los faenadores, quien muestra su preocupación por cuanto además en las granjas avícolas no hay un precio unificado, sino que -afirma- hay demasiada fluctuación de precios.
Según Cruz, la venta de pollos en diferentes precios en las granjas les genera una gran inestabilidad, aunque cree que esa diferencia también puede deberse a la situación económica del país.
De acuerdo con la información que Cruz dice tener, la libra de pollo se vende hasta en 35 centavos en la Costa, pero al llevarla a la Sierra la comercializan entre 50 y 55 centavos la libra.
Indica que las empresas no han bajado de 60 centavos de dólar la libra, además de que ellas establecen condiciones: "Si compramos 50 jabas (cubetas) de pollo, nos dan a 50 centavos la libra. Ahí empieza una disputa por los precios, porque no es lo mismo para los que compran 10 cubetas que para los que adquieren 50. Todo eso afecta al mercado".
A esto -según Cruz- se suma la diferencia de precios que se manejan en los supermercados, en los minimarkets, tiendas, donde los valores varían entre 55 y 80 centavos de dólar, y agrega el hecho de que en estas fechas no ha habido mucho consumo de carne de pollo, pese que ha bajado el precio.
Como una alternativa para evitar estos inconvenientes, Cruz sugiere conversar con los productores para no bajar tanto los precios y hacerlos respetar. Lamenta que los acuerdos no hayan tenido efecto, porque las autoridades no han puesto control que según él, debe hacerlo la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad) porque están en la obligación de hacer respetar y no permitir el ingreso de producto vía contrabando desde los países vecinos de Ecuador.
Cruz dice que como medidas de control, los faenadores de la provincia de Cotopaxi se han impuesto una reglamentación, pero se enfrentan a otro factor: el informalismo, que "acaba con todo".
"Nadie controla a los informales. A los formales nos cuesta mucho mantener esta actividad porque nos controlan frecuentemente y debemos cumplir con lo que dice Agrocalidad", afirma el dirigente de la organización conformada por 38 socios del sector de San Felipe, en Latacunga.
"Como Asociación nos organizamos para alcanzar beneficios. Tenemos cuatro meses de gestión. Compramos las aves a un solo precio, pero hay un grupo que no lo ha respetado y venden a cualquier precio para salir como sea del producto. El incumplimiento de los acuerdos daña el mercado", dice.