Los altos de producción no solo afectan la alimentación de las aves. Pueden incidir en una baja de producción de huevos y carne, así como en su calidad. Por ello, antes de modificar la alimentación, cada empresa avícola debe analizar lo que sus aves necesitan.
Hay alternativas, pero no existen soluciones mágicas para reducir los costos de producción ni un cambio único. Vitor Arantes, gerente global de servicios técnicos de Hy-Line Internacional, dijo que, con base a los resultados del análisis, cada granja debe elaborar una guía específica de alimentación para sus aves; ninguna puede ser adaptada con una percepción general.
Antes de cambiar la dieta de las aves, es importante investigar los factores nutricionales, porque las aves son sensibles con los cambios de ingredientes. De no aplicar correctamente una dieta, los avicultores se arriesgan a sufrir pérdidas económicas.
Arantes recomendó efectuar el cálculo de energía y aminoácidos que necesitan las aves, para un óptimo desarrollo. “Siempre que hay una crisis de precios de alimentos y es común escuchar a los productores que van a reducir los costos de energía”, mencionó.
No obstante, el ave tiene un mecanismo bastante particular de circulación de ingesta de alimentos. A corto plazo, la distención gástrica tiene cierta influencia en el consumo, aunque a largo plazo hay afectación de la glucosa en la sangre. Al cabo de varias semanas, el nivel de tejido adiposo es muy importante.
En general, las aves tienen una capacidad notable para controlar su ingesta energética cuando se enfrentan a dietas de concentración. La disminución de la energía siempre conducirá a un aumento de consumo de alimento; puede ser rentable o no en diferentes costos de ingredientes, detalló el conferencista.
Indispensable el análisis
Para alimentar a las aves, la industria avícola depende del maíz, pasta de soya y aceite de palma, productos de alto precio en los mercados internacionales. Ante esto, los productores buscan otras fuentes de alta calidad, con disponibilidad en el mercado y de precios adecuados.
Antes de optar por una de ellas, Arantes recomendó investigar, analizar los factores antinutricionales, la microbiología, los perfiles de fitato, la variación de la composición histórica, los perfiles bromatológicos anteriores a su empleo, la existencia del producto en los mercados y la inclusión máxima y práctica.
Entre las opciones están: la harina de soya, con sus diferentes componentes, puede sustituir a los tradicionales, aunque el éxito depende la calidad de la semilla. Presenta una mejor conversión alimenticia, alto rendimiento de la pechuga, ayuda a mantener una buena postura, incrementa el peso del huevo y mejora la digestión.
También está el salvado de arroz, que posee un alto valor energético, es un antioxidante natural que actúa de forma semejante a la vitamina E. Además, están el salvado de trigo, arroz quebrado, cascarilla de soya, harina de maní, etc.
“Previa a la compra de alimentos alternativos hay que realizar este análisis, y no solo confiar en los proveedores”, mencionó Arantes. Recomendó además averiguar sobre el cambio de aditivos, porque la producción avícola podría resultar afectada.