El balanceado para especies animales debe presentar niveles básicos de inocuidad, mediante análisis de laboratorio, que garanticen la calidad del producto final (leche, carnes y huevos de mesa) para la alimentación humana.
Estefanía Arízaga, médico Veterinario Zootecnista, especializada en Agronegocios e Inocuidad Alimentaria, consultora en laboratorios LASA y empresas agroindustriales, considera que la inocuidad alimentaria es un proceso que debe ser controlado "desde la granja hasta la mesa".
Bajo esta premisa, en la granja, el rol del balanceado es importante para mantener la calidad higiénico - sanitaria y nutricional de las proteínas de origen animal. Imperativamente el balanceado debe ser de calidad tanto físico - química, como microbiológica, siguiendo las recomendaciones del fabricante y de su representante técnico.
Señala que el laboratorio y sus resultados analíticos validan la calidad del producto cuando se realiza el muestreo y pruebas indirectas demuestran los hábitos productivos de las plantas procesadoras.
Indica que los productos alimenticios destinados para consumo animal deben presentar requisitos bromatológicos y microbiológicos, que garanticen la alimentación de las especies que lo van a consumir.
"Contar con un laboratorio bromatológico, que controle y vigile el producto desarrollado, producido y comercializado en territorio nacional, constituye una herramienta eficaz. El laboratorio de análisis de balanceados debe realizar ensayos físicos, químicos, biológicos, para declarar al producto apto para la alimentación", dice.
Arízaga menciona que para garantizar que los resultados de la actividad analítica sean claros, confiables y de calidad, el laboratorio debe estar acreditado bajo la NORMA ISO 17025, en el Servicio de Acreditación Ecuatoriano (SAE).
Los laboratorios validados para realizar análisis a nivel zoosanitario y fitosanitario deben ser aprobados por Agrocalidad.
Advierte que una eventual contaminación de alimentos influye "gravemente en la inocuidad de alimentos, los que pueden llegar a enfermar a cualquier consumidor. Adicionalmente, se generan riesgos ambientales y organizacionales, que producen pérdidas graves de producto con consecuencia económicas".
Refiere que en el país rige la Norma Técnica INEN 1829:2014, que establece los requisitos que deben cumplir los alimentos balanceados destinados a la alimentación de aves de producción zootécnica.
Esta norma detalla parámetros bromatológicos, como son proteína cruda, fibra cruda, grasa cruda, cenizas, calcio y fósforo. "Es importante que el producto cumpla con la composición declarada en su rotulado y esta, a su vez, con los rangos de tolerancia establecidos en el punto 6 de la mencionada norma técnica. Aquí se establece la relación normativa oficial, formulación de la planta productora, rotulación del producto y regulación de la autoridad sanitaria para autorizar la comercialización y vigilar el cumplimiento de la calidad bromatológica y microbiológica, manifiesta.
En caso de incumplimientos, el industrial está expuesto a multas, cuarentenas o destrucción de producto, clausura de la empresa, y amonestaciones al representante legal y al representante técnico.