Una importación de maíz amarillo duro, materia prima básica para la elaboración de alimento balanceado, no afectará a los productores de esa gramínea, afirma Luis Poaquiza, portavoz del clúster de Tungurahua.
"Un anuncio de importación de maíz no afecta en nada al sector productor del país, porque el maíz amarillo duro ya no está en el campo", dice Poaquiza, al precisar que según la Unidad de Registro de Transacciones y Facturación (URTF), del Ministerio de Agricultura y Ganadería, están registradas en este año, alrededor de 700 mil toneladas. "Faltarían entre 100 mil y 150 mil toneladas para que termine la cosecha en los campos", mencionaba Poaquiza a finales de septiembre último.
Por ello, descarta que exista nerviosismo entre los productores. Quienes sí se sentirían afectados -según el representante del clúster- serían los especuladores, que solo compran el producto para sacarlo cuando este escasea y así obtener un buen precio.
Las épocas de déficit de la gramínea son diciembre, enero y febrero, por lo que Poaquiza cree que las importaciones -cuya autorización al Ministerio de Agricultura y Ganadería solicita el sector industrial- compensarán la falta de maíz en esos meses.
"Haciendo un análisis de la cosecha del año, hay que ver si también se necesitará maíz para marzo, pero la mayor necesidad se produce en diciembre, enero y febrero", dice, al indicar que solo se requerirá maíz importado hasta marzo, si es que se retrasa la cosecha de invierno.
Menciona que el Ministerio de Agricultura y Ganadería conoce las cifras de producción más cercanas a la realidad, y para no perjudicar a ninguna persona debe tomar la decisión, sabiendo cuánto será la producción total este año.
Poaquiza cree que las autorizaciones para traer maíz desde el exterior, debe ejecutarse a finales de octubre. De esa manera, el producto llegaría a Ecuador para abastecer la demanda del sector máximo en el mes de diciembre.
"Con las experiencias anteriores, el arribo de la materia prima importada se demora entre un mes y un mes y medio. Ese es el tiempo de demora hasta que el producto llegue a las bodegas de los agricultores", refiere.
Estima que una tonelada de maíz amarillo duro cuesta, en el exterior, alrededor de 180 dólares, pero en el país cada quintal se comercializa en aproximadamente 15 o 16 dólares, debido a que se incluyen costos administrativos, costos por flete y costos operativos.
"Es indispensable que las autorizaciones se concedan lo más pronto, pues la demora en los trámites y el ingreso al pais, retardarían el aprovisionamiento en los próximos meses".
Reitera en la necesidad de autorizar las importaciones, porque "la llegada de los buques es el talón de Aquiles, ya que por las demoras el producto llega en enero y lapso en el que los especuladores han aprovechado vendiendo el maíz almacenado con anterioridad, a precios que inclusive llegan a los 22 dólares, como ocurrió el año pasado".
Problema cíclico
Poaquiza considera que la producción de maíz es un problema cíclico, que se presenta cada año, por lo que recomienda que se tomen las medidas adecuadas para no afectar a la industria avícola.
"Ya sea por causa de fenómenos naturales, plagas, o por problemas con la semilla, el agricultor ha tenido dificultades. La producción de maíz no abastece en la totalidad que se requiere para el consumo nacional", dice.
Las estimaciones hablan de un consumo anual, del sector agropecuario, de entre un millón y 1,2 millones de toneladas de maíz amarillo duro. El año pasado –refiere Poaquiza- la producción fue de 800 000 toneladas, y calcula que este año la cosecha será similar, debido a la presencia de plagas que afectaron los cultivos.
"Se puede advertir que habrá un déficit en la disponibilidad de maíz amarillo duro, materia principal para elaborar alimento balanceado", manifiesta, al reiterar la necesidad de contar con el producto importado hasta noviembre, e insiste en que esas compras no perjudicarán al sector productor, que ya ha vendido su producción.
Refiere que en el caso del clúster de Tungurahua, los avicultores tienen la capacidad de almacenar cantidades menores de grano. "Todavía contamos con producto, que actualmente ha subido unos 40 centavos en las dos últimas semanas".
En el caso de las importaciones de soya -la otra materia prima básica para elaborar alimento balanceado- Poaquiza no advierte mayor inconveniente en las importaciones, pues el diferimiento arancelario finalizará en diciembre del 2019. "En este aspecto nos encontramos tranquilos".
Señala que aunque se cuenta con capacidad de procesamiento en Oleaginosas del Puerto para la cosecha que está lista, el problema es el precio exagerado, que no es menor a 30 dólares, y que con el procesamiento alcanza 35 dólares, mientras tanto que la torta de soya importada tiene un valor de 21 dólares".