El precio de la materia prima, especialmente del maíz amarillo duro es el mayor problema que Jorge Josse, director ejecutivo de la Asociación de Productores de Alimentos Balanceados (Aprobal), ve en el proceso de elaboración de alimento balanceado para especies animales.
"El problema mayor han sido los altos precios en los que se ha comprado esta cosecha. Actualmente se mantienen entre 17 a 17,50 dólares (el quintal) bodega vendedor luego de haber llegado a 18 dólares y más", indica al precisar que el precio más alto al que se vendió el quintal de maíz duro durante los últimos cinco meses, fue de 18,50 dólares bodega vendedor.
Considera que el precio se ha estabilizado, pero sobre el Precio Mínimo de Sustentación que es de 14,90 dólares, ya que se ha preferido que sea el mercado el que determine el valor de la gramínea.
Por el lado de la producción Josse no ve problemas, "afortunadamente la oferta de maíz ha resultado mejor de lo que se esperaba, ya que hasta finales de agosto se han absorbido 675 mil toneladas métricas, lo cual es un buen signo", dice.
Ese volumen de toneladas -producidas y compradas- consta en la Unidad de Registro de Transacciones y Facturación (URTF). Josse indica que para finales de octubre se conocerá la compra total y sí existen saldos embodegados, no en manos del agricultor, sino de los comerciantes.
Esos volúmenes también avizoran la existencia de maíz hasta octubre próximo, por lo que el directivo de Aprobal estima necesario que el Gobierno autorice las importaciones, como consta en el Reglamento de Comercialización vigente, conforme el Acuerdo Ministerial 134 de marzo del 2013. "Esto es necesario para cubrir el déficit y para mantener un mes de demanda (100 mil toneladas) como reserva antes de la cosecha", señala.
Considera adecuado que se permitan los primeros arribos de maíz importado en la segunda quincena de noviembre. "Las gestiones, con la debida autorización del Ministerio de Agricultura y Ganadería, tardan entre cinco y seis semanas, si es de origen sur, y entre tres y cuatro si provienen de Estados Unidos", precisa, al indicar que actualmente existe suficiente maíz para octubre.
El tema ya fue tratado en la reunión del Consejo Consultivo del Maíz, donde -según Josse- se llegaron a las siguientes conclusiones: una vez que concluya la cosecha de verano en fecha por definirse, se evaluará la necesidad de importación, que estaría en alrededor de 200 mil toneladas; no se afectará a los agricultores porque se esperará que vendan su cosecha.
Las conclusiones, además, señalan que las estimaciones de producción de maíz fueron sobre valoradas por la Coordinación General del Sistema de Información Nacional (CGSIN), en la administración del Gobierno anterior, a fin de respaldar la aseveración de que el país es autosustentable en maíz; se necesita disminuir la intervención de intermediarios en el mercado, por cuanto los agricultores y la industria se necesitan mutuamente y requieren mejorar la competitividad de la cadena.
Josse refiere que quedó descartada la posibilidad de que la empresa pública Unidad Nacional de Almacenamiento (UNA-EP) importe maíz para distribuir a la industria ecuatoriana, porque "complicaría enormemente el panorama, tanto para el Gobierno como para la industria".
"A nadie le gustaría que le den comprando" materias primas a precios y calidades que, con seguridad no van a ser de su conformidad. Adicionalmente esto se puede prestar para malos manejos".
Indica que durante las reuniones se ha ratificado la necesidad de que los gremios y asociaciones de agricultores puedan vender un mayor porcentaje de su cosecha directamente a la industria, sin la intervención de intermediarios.
Adicionalmente, estima que las nuevas autoridades del sector agropecuario del país deben apoyar a toda la cadena productora de proteína animal: productores de maíz; procesadores de alimento balanceado para aves, cerdos, peces, y otros.
Desde Aprobal también apoyan la estrategia gubernamental de la Gran Minga Nacional Agropecuaria, pero piden que no se consienta a un solo sector y promueva los bajos rendimientos mediante precios altos.
"Estamos a favor de mejorar la eficiencia y competitividad de la cadena maíz - proteína animal, como la única alternativa frente a la competencia (contrabando) de los países vecinos", enfatiza.