Todd Chapman, embajador de EE.UU. y representante del Departamento de Agricultura.
El INIAP, conjuntamente con el Departamento de Agricultura de EE.UU. y del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) Ecuador, desarrollaron en Guayaquil el taller "Nuevas alternativas para el fitomejoramiento". Como expositores participaron Paúl Chavarriaga-Aguirre, Mark Guiltinan, Siela Maximova, Wayne Parrot y Keith Redenbaugh.
Acudieron el ministro de Agricultura y Ganadería del Ecuador, Xavier Lazo, y el embajador de EE.UU. y representante del Departamento de Agricultura, Todd Chapman, quien destacó la importancia de las modernas tecnologías para el desarrollo de la actividad agrícola y la creación de nuevas oportunidades para el país.
Por su parte, el ministro Lazo, señaló la trascendencia del Iniap como institución pionera y líder en el desarrollo de tecnología para los cultivos. A este evento asistieron también, el director general del Iniap, Juan Manuel Domínguez, y el representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura de Ecuador, Víctor Arrúa.
Evolución de la soya por fitomejoramiento
"La tecnología ha ido mejorando rápidamente, empezando por aislar la secuencia del ADN. En los últimos 30 años hemos tenido una de las biotecnologías de precisión más avanzada: la edición genética que tiene el mayor potencial para ejecutar el tipo de cambio para enfrentar los desafíos", dijo Wayne Parrot.
Con respecto a la posibilidad de que las nuevas tecnologías sean una solución para generar otras variedades de vegetales en países en desarrollo, señaló que en el agro se está utilizando toda la tecnología posible, pero a la vez, se debe informar al agricultor sobre los beneficios de la misma.
"Muchos piensan que la gran variedad de cultivos de la que disponen siempre ha existido, pero no saben que se debe a la modificación genética y mejoradores. Se les debe explicar que todo es producto del fitomejoramiento y la genética".
"El primer mensaje, -dijo Parrot- es que todos los cultivos han sido altamente modificados. Hay que anotar que es imposible cambiar las apariencias de cualquier cultivo, si no se le cambia el ADN. Se debe saber que los cambios son comunes en la naturaleza y, hasta ahora, no se ha podido identificar ni un solo riesgo en la alimentación humana por estos cambios".
"Existen vegetales que aunque se los modifique con distintos colores, su sabor no variará. Actualmente estamos produciendo una soya para la industria avícola que reproduce una similar estrategia del cambio realizado en una coliflor anaranjada", explicó.
Los mejoradores pasan todo el tiempo excluyendo los rasgos indeseados, dijo el experto y, agregó, que existen muchos ejemplos basados en la soya. "Originalmente esta tenía una semilla negra que al retirarle el aceite, se teñía por lo que se le debió quitar el color negro.
Ahora hay que despojarle al aceite de soya del ácido linoleico, porque cuando se hidrogeniza, este forma las grasas trans". Por otra parte, señaló que dentro de la soya existe una semilla demasiado pequeña, por lo que, se tuvo que quitarle los factores que suprimían el tamaño, para obteneruna más grande.
Tradicionalmente los mejoradores, cuando tenían que quitarle una característica o rasgo, buscaban mutaciones que fueran naturales, pero no siempre se encuentran. Entonces, se tenía que usar mutaciones inducidas.
Asistentes al evento realizado en Guayaquil.
Fotos: cortesía del Departamento de Agricultura, Embajada de EE.UU.