El debate sobre las posibilidades de que Ecuador exporte productos avícolas y agrícolas a países del Oriente Medio, de la China o de Europa, cada vez toma más fuerza.
Francisco Pazmiño, productor de balanceados, está convencido de que existen condiciones, pero hay que cumplir algunos requisitos para alcanzar ese objetivo. Es fundamental que el Gobierno y los gremios trabajen juntos para superar las barreras sanitarias y comerciales.
Se debe visitar mercados potenciales
Los delegados y funcionarios de las embajadas y oficinas comerciales, de las carteras de Estado encargados de la presentación de productos en ferias internacionales, de comercialización, producción e intercambio comercial; los representantes de agrupaciones de productores nacionales, además de asociaciones y gremios zonales y provinciales que agrupan a productores avícolas, deben visitar y exponer sus inquietudes en esos mercados para conocer de cerca cuáles son los requisitos, preferencias y condiciones para comprar nuestros productos.
Por ejemplo, hay mercados que requieren pollos de 28 días. La proteína animal, dígase `pollo, huevo, cerdo, con los costos de producción internos, es imposible que sean exportados, por lo que hay que trabajar en otro sentido para poder entrar al mercado externo.
Depende de la voluntad del Gobierno
La ejecución de estos proyectos solo depende de la voluntad de las autoridades. Deben retomarse las relaciones bilaterales con los países con los cuales en los últimos diez años por ideologías políticas absurdas se desvinculó comercialmente. En ese período Ecuador tenía relaciones solo con naciones que no eran consumidores de nada, dijo Pazmiño.
El Ministerio de Agricultura y Ganadería debe pensar en las ventajas prácticas y técnicas, no en las consecuencias políticas. Estos negocios internacionales generarían trabajo y no afectarían al mercado interno.
Un limitante podría ser la cifra de endeudamiento del Gobierno que se aproximan a los 59 mil millones de dólares y son recursos que, eventualmente por medio de impuestos, salen del sector empresarial y del consumidor.
Los bienes a exportar A criterio de Pazmiño, un país debe dedicarse a hacer cosas para lo cual tiene condiciones y es bueno. El producto estrella de Ecuador es el camarón porque existe la tecnología generada por el sector empresarial que le permite no solo producir, sino exportar a otros países.
Los insumos alimenticios del camarón son la soya y el trigo que se obtienen, en un 99%, por importaciones. Son procesados aquí y luego salen del país (como producto final: camarón).
En este caso, Francisco Pazmiño sugirió un ejercicio económico parecido al de Chile que ha logrado éxito. Se pueden importar los insumos y exportar el producto terminado.
En Chile, por ejemplo, se produce pollo y cerdo que va al Oriente Medio y compite con Brasil, pese a no sembrar maíz, ni soya porque no tiene las condiciones para ello. Ecuador debe ser más eficiente; importar insumos libres de arancel, destinados exclusivamente a la exportación, cumpliendo eso si primero un estatus sanitario para que pueda exportar.
No se puede competir con el maíz
En el caso del maíz, dijo, su producción no le va a sacar al agricultor de la pobreza. De las dos o tres hectáreas sembradas, solo recibe 600 o 700 dólares. Con cuatro hectáreas al año no puede mantener a su familia.
Estas son cifras bajas si se compara con Argentina o EE.UU. donde se producen entre 10 y 12 toneladas de maíz por hectárea.
Además, el sistema de producción de maíz en Ecuador, esta atomizado. Los grandes maiceros del país cuentan con 200 o 300 hectáreas y la mayoría posee cuatro, ocho o 10 hectáreas.
Con estas cifras no se puede competir en el exterior. En Argentina, el productor pequeño tiene 1 500 hectáreas y el más grande 15 000. Y cuando va a exportar, la tasa que le cobra el Gobierno por exportar el maíz, es 28%.
A criterio de Pazmiño, el problema de la ineficiencia en Ecuador no es solo por causa de ineficiencias en la producción, la mala calidad de las semillas, etc., hay que tomar en cuenta que los países llamados graneros del mundo tienen una sola cosecha, pero con una heliofania que va entre 14 y 15 horas de luz al día, por lo tanto hay más fotosíntesis, y más productividad por hectárea, factor que es imposible de corregir en el Ecuador, siempre estaremos con productividades más bajas.
Sin embargo creo que podemos llegar a ser autosuficientes en maíz, y con eso evitar que salgan divisas del sistema, y que la cadena maíz, balanceado y productos finales, atienda el mercado interno, cuidando el empleo de toda la cadena.
El país importa 90 mil toneladas mensuales de soya por 380 dólares (34 millones de dólares al mes) y alrededor de 390 millones de dólares al año, esta importación permite dar trabajo a toda la cadena alimenticia que estamos tratando, si bien salen del sistema entre 380 a 400 millones, esto no es significativo, el verdadero desangre de divisas lo constituye principalmente el Estado, que por la mala administración del anterior Gobierno, se ve obligado a recaudar entre 10 y 12 000 millones al año para cumplir obligaciones financieras, constituyéndose en el principal extractor de divisas del sistema, por lo que hay deflación e iliquidez, ese es el factor principal.
Establecer una zona franca
Frente a los altos precios de la materia prima (maíz y soya), se debería ensayar -dice Pazmiño- el establecimiento de una zona franca, libre de impuestos, con un sistema de comercialización de estos productos con los precios internacionales (quintal de maíz a 8 dólares), con la condición de que la producción avícola resultante de estas importaciones sea destinada exclusivamente para la exportación, una vez resueltos los requerimientos sanitarios y comerciales necesarios.
Esto permitiría ser competitivos con productos de los países, al menos los más cercanos (Brasil, Colombia, Perú, Chile), que tienen costos bajos de materia prima y que se han tomado materialmente los mercados extranjeros a los que podría acceder nuestro país.
El direccionamiento del Estado respecto al tema pecuario que estamos tratando, debería ser de apoyo total, libre de politización de las decisiones, ya que el sector ha demostrado que pese a un sinnúmero de factores adversos que se presentan, sin embargo los empresarios le ponen fe y reinvierten en el país.
Importante buena relación humana
Las posibilidades de llegar a acuerdos con el "gigante asiático" son amplias, siempre y cuando se realicen de una manera correcta, pues su filosofía y cultura de negocios es distinta a la de Latinoamérica, dijo José Miguel Aillón, joven ecuatoriano que está por culminar en ese país sus estudios sobre intercambio comercial, exportaciones e importaciones.
En China se pone mucho énfasis en una relación humana que combine lo cultural y lo lingüístico. Si previo a la presentación de un producto se cumple con este requisito, los negocios fluirán con éxito. Este país de 1.3 billones de habitantes (1 de cada 5 personas en el mundo es chino) es el mayor importador de alimentos a escala mundial y, al mismo tiempo, el mayor exportador de productos.
Recomendación
Aillón invitó a los países de Latinoamérica que son una potencia de fuente de proteína natural, a aprovechar las necesidades de alimentación de los habitantes de China, así como de la materia prima que requieren para elaborar sus productos.
Al principio el idioma puede ser una barrera, pero no es complicado. Fácilmente un ecuatoriano puede aprender una o dos palabras. "A ellos les fascina que el comerciante extranjero ponga de su parte el deseo de aprender su idioma", dijo José Miguel. Ese interés por instruirse es la primera "luz verde" para los chinos, notan que es una persona dispuesta a continuar con el negocio.
En ese país, el regateo de los precios es "un deporte olímpico". Esto favorece una negociación porque ambas partes saben hasta qué precio pueden comprar y ofrecer un producto. Los chinos lo toman de buena manera.
Los implementos tecnológicos chinos tienen buenos precios, en relación con otros países y, en los últimos años, la producción está enfocada a ofrecer mejor calidad bajo el eslogan "China 2.0".
Si empresas ecuatorianas dedicadas a la avicultura tienen interés en adquirir tecnología china, obtendrán un producto garantizado, a precios bajos, porque la mano de obra en ese país es barata y el Gobierno le da a la industria entre el 10 y 20% de subsidios para exportar.