Cobb-Vantress, empresa brasileña que suministra aves (pollitos bb) para la producción de pollos de engorde, lanzó una campaña para desterrar los mitos que hay alrededor de la producción de la carne de pollo. Este material, distribuido en formato de video a clientes y público en general, trata sobre el mito de la utilización de hormonas en el crecimiento del ave.
"Esa es una de las principales preocupaciones de los consumidores que desean saber la procedencia de la carne que están comprando y si esta es de calidad. Por ello creemos que es de extrema importancia informar acerca del proceso de crianza del ave y que no se aplica ningún tipo de hormona", dijo el gerente de marketing de Cobb, Cassiano Bevilaqua.
Dijo que, los pollos producidos por su empresa presentan resultados de calidad sin la interferencia de sustancias artificiales, porque reciben alimentación balanceada y se producen con las más rígidas normas de bioseguridad. Además, en las aves con la marca de Cobb, el factor principal es el tamiz de selección genética, un proceso de perfeccionamiento y mejoramiento genético de la compañía que funciona desde hace más de un siglo, con la selección constante de las mejores aves.
Cobb separa las aves con mejores resultados en los principales aspectos de producción y consumo, es decir, solo las aves con mayor cantidad de carnes nobles, menos disposición a las enfermedades, mayor fertilidad, menor generación de desechos, entre otras características, se seleccionan para originar otras aves, asegurando la transmisión de las características señaladas. "Nuestro proceso de producción se dirige al desarrollo de un animal que produce más, consumiendo menos".
A lo largo de los años, la genética ha sido capaz de generar un ave que presenta mayor cantidad de carne con calidad y reducción de costos al productor, toda vez que las casas genéticas trabajan constantemente para producir aves más eficientes", explica Bevilaqua.
En el caso de su país, Brasil, el ejecutivo señala que una normativa publicada en 2004 por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Suministro, prohíbe el uso de sustancias que tengan como finalidad el crecimiento y la eficiencia alimentaria de las aves. Esta práctica controla y fiscaliza dicho organismo con la participación de las secretarías de Apoyo Rural y Defensa Animal.
Un último punto, subrayado por Bevilaqua, tiene relación con la imposibilidad de la aplicación de una posible hormona por vía inyectable.
Esta acción no es factible realizarla en virtud de la gran cantidad de pollos que componen un plantel. "Además, es importante observar que una hormona necesitaría más de 60 días para presentar cualquier tipo de mejora, y la mayoría de las aves se faenan en edades de entre 42 y 50 días, es decir, aunque existiera una sustancia como esa, no habría tiempo hábil para la generación de resultados en el ave antes de su consumo", finaliza el gerente.