Las pérdidas postcosecha son todas las reducciones de calidad o peso que sufren los granos básicos como maíz, fréjol, arroz, etc., a partir del momento que llegan a la madurez fisiológica.
Son causadas por peligros biológicos (insectos, hongos, mohos, ácaros, bacterias, roedores, pájaros y el hombre); peligros climáticos (humedad atmosférica, luz, temperatura, lluvias); peligros mecánicos (manipuleo, sustracciones, transporte, muestreo, apilado), y otros factores (sustracción, precios, tipo de almacén, atractivos al consumidor, métodos de control de plagas).
A lo largo de la cadena de valor del maíz amarillo ocurren daños y pérdidas postcosecha de los granos, las que en orden de importancia son causadas por insectos, contaminación con heces, pelos, fluidos de roedores, hongos.
Además, en el daño mecánico del grano inciden contenidos de humedad, temperatura, limitación del acceso a tecnologías postcosecha que permitan almacenar los granos de forma tecnificada, y la limitación del tiempo de almacenamiento.
Esto genera como consecuencia la contaminación de los granos, pérdida de peso, pérdida de calidad industrial, comercial y consecuentemente disminuye la disponibilidad de materia prima de buena calidad para la agroindustria. Además, se debe considerar el efecto del cambio y/o variabilidad climática, el calentamiento global, que podría potenciar nuevas plagas que afecten a granos almacenados, disminución de las cosechas, lo que será multiplicador del hambre.
Las consecuencias socioeconómicas de las pérdidas postcosecha se reflejan a nivel micro. En el caso de los productores a pequeña y mediana escala, las pérdidas traen como consecuencia el fortalecimiento de los intermediarios, y a nivel macro origina la escasez de granos de buena calidad, importación de granos y la migración de los productores a la ciudad.
Las pérdidas postcosecha representan un grave problema para los agricultores de granos básicos con recursos limitados en los países en desarrollo. Las pérdidas consignadas en las regiones tropicales van desde 10% a 40% (García L., y Bergvinson D., 2007).
Los daños, pérdidas y desperdicios de granos se deben identificar y cuantificar en los diferentes eslabones de la cadena del producto analizado. Para el caso del maíz amarillo duro la Consultora Inclusys 2012 señala que en la cadena del maíz amarillo duro en Loja, se identificaron tres tipos de actores indirectos privados: directos integrados por los pequeños (38%), medianos (38%) y grandes productores (24%), actores indirectos públicos.
Un adecuado manejo postcosecha permite evitar los daños y pérdidas con prácticas tales como: cosecha oportuna, desgrane, trilla, secado oportuno, limpieza, selección, clasificación, almacenamiento, control de calidad y control de plagas. Mediante la implementación de estas prácticas se consigue conservar los granos con buena calidad por más tiempo.
Medidas
- Aumentar la producción de maíz sin considerar la tecnología de manejo postcosecha, equivale a aumentar las pérdidas.
- Las pérdidas y el desperdicio de alimentos son una oportunidad desaprovechada.
- Con lo que se desperdicia se podría alimentar a la población mundial que va en aumento, combatir el hambre y mejorar el nivel de nutrición de poblaciones más desfavorecidas.
Juan Bravo
Maestro en Seguridad Alimentaria, por la UNADM de México