Nuevas oportunidades para el crecimiento de la industria avícola presentaron expertos en el AVEM 2021, organizado por la Asociación Peruana de Avicultura (APA).
Para difundir el conocimiento clave y estratégico de la industria avícola, brindar un espacio para fortalecer los vínculos de negocio y relaciones institucionales en las empresas del sector, la APA organizó el AVEM 2021. Asistieron expertos nacionales e internacionales, quienes trataron temas de sanidad e inocuidad, producción y bienestar animal, nutrición y medioambiente y estrategia empresarial.
Julio Favre, presidente de la APA, afirmó que la búsqueda constante del conocimiento y de la excelencia, fortalecerá el sector y permitirá alcanzar las metas trazadas.
En el precongreso expusieron Armando Hoet, de la Universidad Estatal de Ohio, que se refirió a la resistencia antimicrobiana y su relación con la producción avícola y la cadena agroalimentaria. Guillermo Tellez, de la Universidad de Arkansas, habló sobre el efecto Inmunomodulador de los probióticos y su empleo como alternativa a la utilización de antibióticos como promotores de crecimiento. Edgar Oviedo-Rendón, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, expuso la visión holística de la producción avícola.
Héctor Sumano, de la Universidad Autónoma de México, se refirió a las buenas prácticas en el uso de medicamentos en la producción avícola, y Ericka Calderón, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, presentó cómo facilitar el comercio y la competitividad del sector avícola en el marco de la RAM y el rol de los organismos oficiales.
Víctor Naranjo, director técnico de Evonik para Latinoamérica, centró su ponencia en las herramientas para disminuir los costos de formulación de dietas para aves, pero manteniendo los niveles de desempeño.
Indicó que, a nivel de nutrición, los productores avícolas se ven forzados a optimizar los costos de formulación, debido a los altos precios de la materia prima. El mayor desafío es lograr un equilibrio en energía y aminoácidos para conseguir un óptimo desempeño de las aves.
Citó algunas opciones para lograr la meta: nutrición de precisión como alternativa de optimización; es decir, reducir el exceso de nutrientes y el control de calidad de la materia prima, o aplicar aditivos mejoradores del desempeño productivo de las aves.
Frank Ayala, asesor técnico de Drogavet, disertó sobre la desinfección de las granjas en tiempos de la Covid-19 e hizo hincapié en los productos que se deben utilizar: no tóxicos para el ser humano ni para los animales y tener un poder residual. La tendencia, que crece en el mundo, es el empleo de productos naturales, como aceites esenciales o ácidos orgánicos.
La avicultura peruana representa el 2% del PIB nacional; tiene una participación del 26% del total de la producción agropecuaria y el 77% del total de la producción pecuaria del país.
David Cavero, de H&N, expuso sobre el bienestar animal en la avicultura e indicó que se basa en tres dimensiones de la sostenibilidad, de forma equilibrada: económica, social y ambiental. Dijo que ahora, los consumidores prefieren la proteína de origen animal, en cuyos procesos se respete las cinco libertades: libres de hambre y sed, no sufrir malestar físico y térmico, libres de enfermedades, desarrollar comportamientos naturales, y evitar los estímulos negativos.
El consumo del pollo alcanza los 55 millones de kg percápita; es el principal consumo de la región.
Sostenibilidad y economía circular
El objetivo es capitalizar la ciencia y experiencias recientes que ayuden a generar un pensamiento sistemático y traer ideas nuevas para mejorar la producción. David García, gerente de Creación y Desarrollo de Libélula, dijo que “la sostenibilidad asegura el desarrollo presente sin comprometer las capacidades de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades”. Agregó que existen retos globales. Uno de ellos es el cambio climático.
Alejandro Romero, director General de Geolife, reflexionó sobre la necesidad de renovarse para mantener la competitividad de los mercados, reducir el empleo desmesurado de antibióticos y químicos en las dietas. Planteó la necesidad de adoptar medidas que ayuden a cuidar el medioambiente y ser más eficientes. “El consumidor debe saber que los productores sí nos preocupamos del bienestar de los pollos”, aseguró.
Ivonne Lobos, ingeniera ambiental, dijo que la industria avícola puede contribuir a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible mediante la trazabilidad de los productos avícolas, nutrición y la tecnología de los alimentos, dejando de considerar los piensos como productos básicos, así como la modelización del crecimiento y el análisis de datos.
Carlos Vilchez, de la Universidad Agraria La Molina-Lima, expuso sobre insumos alternativos, e indicó que por el crecimiento poblacional el mundo demanda más alimento. Para 2035, la demanda de huevos aumentará entre 50%; y, 65% la carne de pollo. Eso significa que habrá un crecimiento de la industria avícola, lo que implica mayor cantidad de alimento.
El costo del alimento representa entre el 60 y 75% del costo de producción, pero su precio es elevado en el mercado. Ante esta realidad, el expositor propuso que el ave consuma la cantidad necesaria para producir un kilogramo de producto, al menor costo.
La dieta de las aves se basa en maíz, torta de soya y trigo, que representa entre el 80 y 90%. Por lo tanto, planteó la importancia de buscar ingredientes alternativos para compensar o reemplazar los alimentos tradicionales, pero deben ser de calidad o que se puedan mejorar con el uso de la tecnología.
Eliana Icochea, profesora de la Facultad de Medicina Veterinaria de la UNMSM, explicó sobre el diagnóstico, prevención y control de enfermedades inmunodepresivas.
Refirió que las patologías causan preocupación por su frecuencia, por eso es importante la vacunación en las dosis correspondientes. En la industria avícola actual, los procesos inmunosupresores o inmunodepresores tienen una gran incidencia e importancia económica.
La sanidad animal -dijo- es la clave para una industria avícola rentable y sostenible. La prevención es lo primero. Por consiguiente, la prevención de la inmunosupresión en avicultura se basa en la aplicación de estrictas medidas de bioseguridad, buenas prácticas de manejo, una nutrición equilibrada y el diseño de programas vacunales para combatir la enfermedad de Gumboro, la anemia infecciosa del pollo, la enfermedad de Marek, entre otras.