Tercera parte
Adriana Toscan y Agnes Mori
Adisseo América Latina
La acción primaria de las carbohidrasas sobre las paredes celulares aumenta aún más la eficiencia de la fitasa, que más tarde tendrá un mayor acceso a los fitatos en el interior de la propia célula.
Cuando se utiliza en combinación, su acción es mucho más eficaz, aumentando la disponibilidad del almidón y de los aminoácidos, además de los minerales. Pero, ¿la inclusión de diversos tipos de enzimas en el alimento produce un efecto acumulativo en el aumento de la digestibilidad?
Este tema siempre ha sido un debate entre los nutricionistas. Y esto puede atribuirse a las complejas interacciones que se dan entre las enzimas exógenas, endógenas, sustratos e intestino.
Por esta razón, es incorrecto considerar los efectos de las enzimas de forma individual. La mejor manera de evaluar el aumento de la digestibilidad de los alimentos es utilizar el concepto de varias enzimas exógenas como una solución enzimática única, con enfoque en la fracción indigestible de la dieta y libere nutrientes de ella.
Este punto de vista se describe como el concepto feedase. Este efecto enzimático ya no está vinculado a un nutriente específico, sino a la fracción indigestible de la dieta, que se reducirá gracias a las acciones complementarias de las enzimas.
La posibilidad de combinaciones de estas actividades enzimáticas es inmensa y, por tanto, hay que ser cauteloso al momento de definir la estrategia enzimática, buscando pruebas sólidas y consistentes del efecto sinérgico in vivo que se espera una vez que se disponga de la combinación.
Con la situación actual de precios (Fig.1) no hay lugar para la utilización de márgenes de seguridad en la valoración de las combinaciones de diferentes enzimas. El uso de monoenzimas, como las xilanasas simples específicamente en las dietas maíz y soya, también muestra un efecto limitado, ya que requiere enzimas desramificadoras complementarias para una mayor eficiencia en la degradación de estas materias primas.