¿Qué se recomienda para prevenir las enfermedades en las aves? ¿Utilizar probióticos o prebióticos? Esta fue una de las preguntas más recurrentes que se plantearon durante la charla virtual organizada por la Academia Santandereana de Patología Aviar (ASPA).
“Se podría pensar en una combinación de prebióticos con antibióticos para facilitar la germinación de los probióticos”, respondió Klaus Villela Larsen, representante de la empresa Hansen.
El especialista señaló que de acuerdo con estudios realizados en laboratorio, se ha podido determinar que no necesariamente se debe utilizar prebióticos para acelerar la germinación o multiplicación de bacterias. De hecho, estas son autónomas y tienen todo lo que necesitan para multiplicarse.
En la actualidad, EE.UU. es el país con métodos avanzados y tecnología de punta para solucionar los inconvenientes que se pueden presentar en la industria avícola. La tecnología de probióticos es empleada de “una manera importantísima”, señaló Villela.
El uso de probióticos también empieza a tomar fuerza en Australia, en Asia, y en América del Sur. “Su empleo se está generalizando en todos los continentes, principalmente para alimentos con maíz y soya”, acotó.
Aclaró que los probióticos que desarrolla la empresa Hansen son resistentes a las diferentes concentraciones de antibióticos, tanto en dosis preventivas, como terapéuticas para las diferentes explotaciones avícolas.
Probióticos son “súper útiles” para restaurar y acelerar la normalidad del microbioma.
El probiótico ChrHansen es una solución innovadora para la salud de las parvadas.
En cápsulas y sachet
¿Cómo se recomienda suministrar los probióticos? ChrHansen no solo comercializa estos productos para la salud intestinal de las aves, sino también para los seres humanos en cápsulas y sachet.
Las personas pueden ingerir las cápsulas con un vaso de agua, y el que viene en la presentación de sachet puede ser suministrado directo a la boca o diluido en agua, o leche a temperatura ambiente.
Para las aves, el producto puede ser colocado en el alimento y en el agua. Sin embargo, el conferencista Christopher Bostvironnois, puntualizó que la diferencia será el tipo de probiótico que se va a emplear. “Los termoestables deberán ser utilizados dentro del alimento, y en el agua se requerirá el uso de ácidos lácticos”, explicó.
Los recientes estudios científicos demuestran que se acelera una tendencia para la utilización de bacterias vivas para el tratamiento de diversas patologías.
Klaus Villela comentó que en este momento se conocen al menos cien estudios clínicos en sus distintas fases, para el tratamiento y diagnóstico de varias enfermedades.
Entre ellos están los problemas dermatológicos, cuyos estudios avanzan en un 21%; el 25% en problemas asociados a algún tipo de cáncer y patologías relacionada con el sistema nervioso central, y enfermedades cardiovasculares; el 13% en dolencias de diabetes, obesidad o endocrinólogos; el 32% en enfermedades gastrointestinales, y el 8% en problemas de vías urinarias.