Los pollos de engorde tienen una capacidad limitada para absorber la vitamina D de la dieta, por ello la suplementación a temprana edad es importante, ya que permitirá el aumento y rendimiento muscular, incrementar la densidad de los huesos, reducir la cojera, y mejorar el rendimiento de la pechuga, especialmente del músculo.
Estas fueron las reflexiones que planteó Douglas Korver, investigador de la Universidad de Alberta (Canadá) durante su charla virtual ¿Cuál es el rol de la vitamina D en la avicultura moderna?, en el evento organizado por Bright Science Living.
La falta de este elemento puede conllevar a una inflamación alta, aunque no severa. La protección antiinflamatoria reduce el impacto de los desafíos en la tasa de crecimiento y la eficiencia.
Cuando se suministra esta vitamina a las ponedoras, se observa un incremento en el crecimiento, empiezan a poner huevos más temprano, se evidencia eficiencia de la cáscara, y las aves pueden mantener la calidad de los huesos hasta el final de la producción.
Korver remarcó que también mejora la habilidad de pollos de engorde para caminar y disminuye la presentación de pododermatitis en crianzas con alta densidad de población, además de mejorar la resistencia de los huesos a las fractura.
La vitamina D es fundamental en la alimentación de las aves, ya que está involucrada en los procesos de regulación del calcio y fósforo mediante la absorción a nivel intestinal, la reabsorción ósea y la reabsorción de los mismos minerales a nivel renal. Esto favorece una mineralización adecuada de los huesos y una correcta deposición de calcio en el cascarón.
Los sistemas actuales de producción permiten poca o nula exposición a los rayos UVB, por lo que la vitamina D no puede ser producida de forma endógena por las aves.
Por otro lado, la mayoría de los ingredientes utilizados en las dietas de aves carecen o aportan bajas concentraciones de vitamina D. Por esta situación, dicha vitamina tiene que ser suplementada en el alimento, dentro de ciertos rangos para evitar excesos o deficiencias.
En las aves de segundo ciclo se presentan grandes pérdidas por un rápido detrimento en la calidad del cascarón y una mayor fragilidad de huesos debido a la gran movilización de calcio, por lo que alimentarlas con vitamina D representa mejoras en el comportamiento productivo y sobretodo la calidad del cascarón.
Las aves de postura se han seleccionado para alcanzar altos índices de producción, pero son aves de peso ligero con consumos muy bajos, lo cual da lugar a que con el constante estrés al que están sometidas, no satisfagan sus necesidades de calcio y fósforo provocando problemas óseos (osteoporosis) y de cascarón. Esto se debe a que están sometidas a un alto nivel metabólico y necesitan movilizar grandes cantidades de calcio y fósforo de la dieta y el hueso, para soportar las exigencias de la producción del huevo.
La vitamina D actúa sobre el sistema inmune, principalmente sobre la respuesta inmune celular.
La vitamina D es sintetizada de forma natural por acción de los rayos UVB.