EMPLEO DE ADITIVOS PROMOTORES DE SALUD INTESTINAL:
Los mal llamados “promotores de crecimiento”, barren indiscriminadamente la flora benéfica de manera universal. El empleo de estos productos durante mucho tiempo se constituyó en el medio preferido de hacer promoción de salud intestinal, llegando a descuidarse otros puntos.
Han sido utilizados desde hace más de seis décadas. En 1940 Stokstad y Juker emplearon por primera vez en pollo de engorde residuos de fermentación de clortetraciclina encontrando que se producían mejores ganancias de peso y menos mortalidad.
A partir de estos ensayos, se inicia desde 1950 una carrera indiscriminada por el empleo de antibióticos como promotores de crecimiento que, aunque generó grandes avances en la producción animal, sobre todo en aves y cerdos, lograron mejores estándares de sanidad y productividad, pero se convirtieron en una de las causas de inducción de resistencia cruzada, con estos antibióticos de utilización compartida en animales y humanos, generando serías implicaciones en la salud pública.
Durante años promovieron la salud intestinal, sin medir las posibles consecuencias a largo plazo. Desde 2006 la Unión Europea prohibió su empleo junto con los anticoccidiales.
En EE.UU. aún se permite su utilización, en tanto, que en el resto del mundo como Latinoamérica, Asia y el Oriente, salvo excepciones, se los sigue empleando indiscriminadamente.
ALTERNATIVAS AL EMPLEO DE PROMOTORES DE CRECIMIENTO:
Debido a su restricción y en casos su prohibición, se ha propuesto la búsqueda de alternativas sostenibles y armónicas con la salud pública y animal. Entre estas están el empleo de probióticos, prebióticos, ácidos orgánicos, extractos y aceites esenciales de origen vegetal.
PROBIÓTICO:
Su empleo apunta al mantenimiento de un estado de eubiosis intestinal a través, del suministro de microorganismos benéficos que ayudan, a una exclusión competitiva sobre patógenos como Salmonela y enterobacterias en general.
Promueven inmunidad, generando antibióticos naturales (bacteriocinas) que ayudan en la digestión, a la síntesis de vitaminas por fermentación ( B12, K ) y reducen la emisiones de amoniaco y metano, al limitar poblaciones generadoras de estos. Sin lugar a dudas es uno de los mejores aportes del empleo de los probióticos, que reducen el empleo de antibióticos y su resistencia.
ÁCIDOS ORGÁNICOS:
Se emplean principalmente como estimulantes del apetito. Los de cadena corta, tienen efecto directo o indirecto al reducir el pH intestinal, lo que favorece el crecimiento de flora benéfica limitando microorganismos patógenos.
Tienen efectos sobre la proliferación de la mucosa, control de la inflamación intestinal, absorción de minerales y la eliminación de compuestos nitrogenados. (Olano, Martín (2000) y Willian, CM (2002), citado por Marti, Moreno y Martínez (2003).
Su eficacia depende de su nivel de ionización, que es menor que en los ácidos minerales, razón por la cual estos, resultan ser más efectivos como antimicrobianos.
EXTRACTOS Y ACEITES ESENCIALES DE ORIGEN VEGETAL:
Conocidos también como fitobióticos. ofrecen una seria alternativa al empleo de antibióticos y antiparasitarios, merced a su comprobada eficacia antimicrobiana “in vitro e in vivo”. Se derivan principalmente de compuestos vegetales originados en polifenoles, terpenos y fenilpropano.
Plantas aromáticas como el Tymus vulgare y el Oreganum vulgare, con altos contenidos de aceites esenciales ricos en Tymol y otros compuestos menores. Tienen propiedades antimicrobianas, anticoccidiales y anti tumorales. El eucaliptol aceite esencial del Eucalytus globulus ofrece propiedades expectorantes y antisépticas de las vías respiratorias. Los extractos de Anamú ( Petiveria alliacea ) tienen efecto anti gardiásico. Referencias bibliográficas disponibles por solicitud de los interesados.
EDGAR RODRÍGUEZ C.
MVZ. MBA. Novalfarm Ltda.