El producto ayuda a mejorar la producción, obtener alimentos más saludables y colabora con el medio ambiente. Las investigaciones se realizaron con bacterias del suelo de la Sierra, principalmente de cinco provincias: Pichincha. Tungurahua, Cotopaxi, Chimborazo y Cañar.
El suelo es un reservorio de microorganismos, vitales para la salud de los ecosistemas y para lograr una excelente producción.
El Programa Nacional de Maíz de la Estación Experimental Santa Catalina del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias de Ecuador (INIAP), con el apoyo del Centro Kopia Ecuador, realizó investigaciones sobre este tema, que derivó en la creación del biofertilizante FertiBacter para maíz.
Este biofertilizante mejora la biodiversidad del suelo y el rendimiento de los cultivos; estimula el crecimiento del sistema radicular (órgano vegetativo de las plantas que crece en dirección inversa a la del tallo e introducido en el suelo u otros cuerpos, donde absorbe de estos el agua y los minerales para su crecimiento y desarrollo).
Además, sirve de anclaje y protege el medio ambiente de los contaminantes, ya que son fertilizantes naturales. Asimismo, aumenta la absorción de los nutrientes, como el nitrógeno y el fósforo.
Incluso, es capaz de producir fitohormonas (auxinas, citoquininas, giberelinas). Las primeras estimulan el desarrollo y el crecimiento de la raíz; las segundas, contribuyen en los procesos de división celular y los últimos intervienen en la germinación.
Christian Subía, responsable del Programa de Maíz del INIAP, indicó que el biofertilizante optimiza los nutrientes del suelo, porque está compuesto por bacterias de la tierra. Además de los beneficios en la producción, el agricultor reduce costos importantes.
La alta población de actinomicetos indica que los suelos de la Sierra son ricos en materia orgánica, pues se conoce que donde hay mayor cantidad de restos de seres vivos existe más actinomicetos, los cuales tienen gran importancia en la participación de la degradación de la materia orgánica, además de ciertas propiedades fisiológicas que los hacen particulares.
El experto del INIAP, dijo que este producto no reemplaza totalmente a los fertilizantes, pero sí ayuda a disminuir su empleo en la producción, ya que se puede utilizar en cualquier siembra, pero las pruebas se efectuaron en maíz, incrementando las poblaciones de las raíces de la planta.
El biofertilizante FertiBacter pasó por varias pruebas en campo y actualmente se encuentra en la etapa de validación.
Como parte del cambio de la producción hacia una agricultura más sostenible, es importante tener alternativas mediante materias orgánicas, que permitan la reducción de fertilización química, requisito que demanda el mercado, en especial el europeo, donde los consumidores buscan productos libres de químicos./p>
“Los objetivos principales del INIAP son: mejorar la productividad, que los cultivos tengan menos plagas, apoyar al agricultor y contribuir con el entorno”, manifestó Subía.