DESDE QUE LA HUMANIDAD SE ESTABLECIÓ EN LUGARES DE RESIDENCIA MÁS O MENOS PERMANENTES, LAS RATAS Y LOS RATONES HAN SIDO NUESTROS FIELES E INSEPARABLES COMENSALES.
Ing. Ángel I. Salazar
Incubation Systems, Inc. USA.n
asalazar@incubationsystems.com Enviar e-mail
Se han multiplicado y esparcido por todos los rincones del planeta, sacando gran ventaja de nuestros malos hábitos y actividades cotidianas.
En planteles avícolas, donde abundantes cantidades de agua y alimento, que son distribuidas diariamente, el control de roedores es aún más complejo; su control exige disciplina, sistematización y una gran tenacidad.
Es común que los roedores migren hacia el interior de nuestros galpones durante la época de ausencia de lluvias cuando escasea su alimento. Eliminar resguardo y protección a roedores deshaciéndonos de amontonamientos de yacijas descartadas, escombros, equipos en desuso y basura. Además, hay que podar periódicamente la vegetación circundante a las casetas.
En una explotación avícola hay que controlar las poblaciones de roedores porque la reproducción de estas plagas es muy rápida, en pocos meses las colonias incrementan geométricamente su población. Por lo que un control efectivo se torna difícil, comienzan los daños en estructuras y se incrementan los riesgos sanitarios como el contagio por Salmonelosis.
Es fundamental entrenarse y adquirir un conocimiento práctico sobre las especies de roedores prevalentes en nuestra explotación, sobre sus hábitos y comportamientos, el ambiente donde se desarrollan y los factores que facilitan su reproducción y proliferación, así como evitar que los roedores se establezcan en nuestras granjas, contaminando equipos, pienso, instalaciones y todo tipo de superficies. Además, por ser vectores de varias enfermedades graves, pueden afectar la salud de trabajadores y aves.
INSPECCIÓN FÍSICA DE LAS INSTALACIONES
Es muy importante detectar posibles vías de ingreso de los roedores y actuar con más fuerza en estos puntos. Cuando una granja se infesta por roedores es resultado del descuido y de la negligencia. Es bastante sencillo detectar infestación de roedores en una instalación ya que ratas y ratones dejan sus excrementos, orines y pelos sobre los senderos habituales por donde transitan.
Cuando existen colonias de ratones o ratas residentes en una granja, no esperar hasta la próxima parvada para implementar medidas de control, por lo que se debe iniciar con el surtido de anticoagulantes en madrigueras, una semana después inundarlas de agua. Finalmente taparlas con piedrilla y/o mezcla de concreto y arena.
En áreas de alto tráfico de roedores es muy fácil detectar evidencias visuales de la infestación. Ejemplos: estructuras roídas, madrigueras, senderos con rastros de grasa, pelos, heces y olor a orines, además de postes de madera, vigas y mamposterías roídos, cables ennegrecidos, recubiertos de grasa y mugre acumulada.
Si encuentra madrigueras, no se limite a taparlas, coloque cebos en su interior que deben estar ubicados cerca al sitio de ingreso, tomando en cuenta que las ratas establecen su madriguera a una distancia máxima de 50 metros de la fuente de comida, mientras que los ratones lo hacen entre 15 y 20 metros.
La misión es eliminar tiraderos expuestos de basura y/o residuos orgánicos que sirven de sustento a los roedores. La acumulación, amontonamiento de materiales, escombros, detritos, basura, vegetación, sirven de guarida y protección a las colonias de roedores. Los rellenos sanitarios expuestos son una fuente permanente de reinfestación si están ubicados próximos a los planteles avícolas.
MEDIDAS A IMPLEMENTAR
Una vez detectado el problema, instituir un régimen riguroso, estricto, permanente, de orden y limpieza en todas las áreas adyacentes y periferia de nuestras instalaciones. Así como todos los puntos de ingreso a galpones.
Elaborar un mapeo muy sencillo de madrigueras. Estas, deberán ser puntos claves de administración de cebos anticoagulantes desde el arranque mismo del programa de control. Luego, destruir y sellar físicamente dichos lugares.
Recordemos que solo entre un 30 y 40% de la mortandad resultante del consumo de anticoagulantes se logra detectar fuera de las madrigueras, entre el 60 y 70% restante, incluyendo crías lactantes, mueren al interior de las madrigueras.
Los roedores plaga, ratones y ratas, son nuestro blanco de control, y deben ser atacados de muchas maneras bajo un enfoque integral, para ello primero, hay establecer un diagnóstico del grado de infestación existente, identificar las especies involucradas e identificar puntos críticos de control, mediante la ubicación de madrigueras y senderos/rutas de tráfico de los roedores.
Luego, establecer un programa de ordenamiento, limpieza, saneamiento, sellamiento de todas las estructuras presentes en nuestra operación. Finalmente, complementar lo anterior, con el surtido de rodenticidas anticoagulantes comerciales, aprobados por las autoridades de cada país.
APLICACIÓN Y SUMINISTRO DE ANTICOAGULANTES
Inspeccionar cebaderos a diario durante los primeros 3 - 4 días posteriores al surtido inicial. Luego, a intervalos del mismo período, limpiando el interior del cebadero; eliminar restos contaminados de anticoagulante y reemplazar con material fresco.
Si el cebo anticoagulante permanece intacto sin ser consumido, reubicar el cebadero a otro sitio que tenga mejor potencial de tráfico de roedores. Si utilizamos anticoagulantes en presentación líquida, es fundamental eliminar charcos y sitios donde se estanca el agua. Manejar adecuadamente los desechos que se producen en granja: fárfaras, huevos rotos, alimento y mortalidad.
Seguir con el suministro de cebos anticoagulantes hasta que cese por completo el consumo por varios días. Es importante destacar que una campaña ininterrumpida de cebamiento no debería sobrepasar 35 días.
Los ratones, no consumen grandes cantidades de anticoagulante, en una sola comida, necesitan varias ingestas del anticoagulante para alcanzar la dosis letal del producto. De modo que los cebos deben estar disponibles continuamente, en la cantidad suficiente.
Desechar roedores muertos y restos de cebos anticoagulantes constantemente, de forma prolija – incineración o entierro profundo.
CEBOS ANTICOAGULANTES PARAFINADOS, GRANULADO O EN BLOQUES
Los cebos anticoagulantes disponibles comercialmente son muy seguros y su contenido de ingrediente activo es garantizado; generalmente, la concentración de ingrediente activo es de 0.005% - 50 partes por millón. Esto, requiere equipos de mezclado de alta tecnología.
Lo mejor es utilizar anticoagulantes de preparación industrial y concentrar nuestros esfuerzos, en diseñar una estrategia técnica, bien fundamentada de distribución y presentación de cebos en estaciones y puntos de consumo.
Es preferible emplear anticoagulantes de una sola dosis cuyo efecto es acumulativo y reduce el desarrollo de tolerancia de los roedores blanco del control previsto; ingredientes activos tales como: bromadiolona, brodifacuoma, difetialona y flocoumafen. La otra opción son los anticoagulantes de dosis múltiples como: difacinona y clorfacinona.
Hacer lo posible por suministrar el anticoagulante en cebaderos seguros y diseñados para impedir el acceso a los animales que no son nuestro blanco de control como aves silvestres y animales domésticos.
Surtir anticoagulantes de forma segura y de acuerdo con el diagnóstico correspondiente. Al finalizar la fase inicial de ataque, establecer una estrategia posterior de control permanente y eventual erradicación.
Descartar cebos parcialmente consumidos, humedecidos, enmohecidos, que estén contaminados de orina y/o excremento de roedores. O bien, destruidos por insectos, hormigas y/o escarabajos. Los cebos anticoagulantes siempre van a competir con olores de otras fuentes de alimento en la granja.
Nunca suspender totalmente nuestras medidas de control y cebamiento. No retirar cebos por completo asumiendo que estamos libres de roedores en nuestras instalaciones.
Un resultado concreto en el nivel de infestación, se comprueba con una reducción de evidencias físicas:
- Caída de avistamientos diurnos, pero sobre todo nocturnos.
- Baja notable de roedores muertos fuera de sus madrigueras.
- Ausencia de nuevas evidencias físicas de infestación (heces, orina, pelos, huellas y senderos) en ubicaciones que fueron desde el principio, identificadas como sitios con alto nivel de tráfico de roedores.
Cuando esto sucede, es posible disminuir el número de cebaderos y la cantidad de anticoagulante surtido por estación. Reubicar cebaderos en los que no se detecta consumo del anticoagulante.