Ramalho Rodrigueiro, quien impartió una charla sobre nutrición en los lechones, explicó que hay varios procedimientos y criterios que se deben tener en cuenta para desarrollar una adecuada dieta para este segmento de la producción.
Por ejemplo, mencionó la importancia de tener a la mano ingredientes adecuados para la digestión y que el intestino esté en óptimas condiciones, evitando ingredientes con bajos factores
antinutricionales para lograr un resultado efectivo en la ganancia de peso. En este proceso no se debe dejar de lado el diagnóstico y la producción.
No solamente los nutrientes, o los inmunomodulares, sino la calidad de la materia prima debe ser observada con cuidado para ampliar la producción. “Estos son puntos muy críticos que deben ser tomados en cuenta para mejorar la producción de lechones”.
El tamaño del grano (maíz y soya que mejoran la inmunidad) también es importante porque permitirá ofrecer y mejorar la adaptación de la digestión a las enzimas que cambian “drásticamente” a cada momento.
En el proceso también interviene la bioseguridad, sin embargo, no se puede dejar pasar que, independientemente de este elemento, la colonización de bacterias puede ocurrir de un momento a otro.
Por ello, recomendó la importancia de cómo manejar la microbiota en la fase inicial de crecimiento de lechones en la que se puede realizar un control con agentes específicos.
Aunque la inversión para obtener adecuados niveles de nutrición es alta, el conferencista recomendó buscar el retorno de la inversión con dieta premium o variables como la conversión alimenticia.
NIDIA GÓMEZ: EN LA PORCICULTURA MODERNA EXISTEN FACTORES DE ALTA PRESIÓN
Esta especialista advierte que en la porcicultura moderna existen animales que están sometidos a ciertas condiciones, como presión en la producción, y escenarios donde se evidencian flujos de producción exigentes, e incluso a desafíos entéricos, al igual que el ser humano.
Varios de esos retos, dijo, están asociados a quiebres en la bioseguridad que puede ocurrir por causas bacterianas o virales, aunque tampoco se debe desconocer el escenario de las disenterías de tipo fisiológico que ocurren como por ejemplo en el tránsito rápido, al destete, o por el cambio de alimentación.
Muchas de ellas ocurren de manera crítica que también puede comprometer la salud de los humanos, como la salmonelosis. Por ello, los programas sanitarios son oportunidades que no se deben desaprovechar.
El porcino es una especie muy resistente al dolor y a las enfermedades, siempre y cuando, en las granjas se observen protocolos estrictos de bioseguridad. “Las patologías existen, y si en una granja existe circulación de la enfermedad y el individuo tiene contacto con ese patógeno, puede ser expresado en mayor o menor proporción; esa ya es una respuesta de cada individuo, pero también va a depender de todo el programa vacunal y sanitario”, puntualizó.
Para esta especialista, las enfermedades como salmonelosis siguen impactando fuertemente en la porcicultura, con la salvedad de que se cuentan con herramientas de control como el empleo de antibióticos y vacunas para prevenir la presencia de estos patógenos. En el mercado también existen productos naturales que pueden contribuir a mejorar la salud intestinal.