Mauricio Aingla, expuso sobre la importancia de reducir la huella de carbono en la producción de cerdos que debe estar enfocada a una estrategia nutricional que es fundamental y que se estima en un 70% del costo de producción de una explotación porcícola.
Otra de las medidas que se pueden aplicar para reducir la huella es el uso de enzimas y aminoácidos para lograr una nutrición de precisión. Sin embargo, a su criterio, el elemento fundamental de esta estrategia se establece en medir la cantidad de nutrientes que tienen las materias primas en la conformación de las dietas.
De la huella de carbono, las materias primas representan más del 70%. “Con la misma cantidad de materias primas que estamos utilizando, debemos producir más kilos de carne de cerdo; esta sería la forma más eficiente de reducir el impacto, y, por ende, mejores rendimientos ligados al manejo económico”.
La data y las nuevas tecnologías de la información que está disponibles alrededor del mundo también son útiles para conocer cuáles son las ventajas en cuanto a costos de los productos a los que se planifica acceder. Así, el productor puede acceder a materia prima a menor precio.
La reducción de la huella de carbono también está relacionada con la eficiencia que se traduce en menor costo de producción por kilo de carne que se produce en el mercado a través de la nutrición de precisión que genera mayor rendimiento comparado con el cambio de materias primas. “Es importante acceder a esas herramientas para poder solventar de mejor forma la producción porcina”.
JOSÉ ANGULO: PRESENCIA DE ENFERMEDADES EN GRANJAS REPRESENTA ALTO IMPACTO ECONÓMICO
José Angulo, presencia de enfermedades en granjas representa alto impacto económico.
El experto determinó que la presencia de las enfermedades en granjas, representa un alto impacto económico que el productor vive a diario, lo que conlleva a la decisión de seguir en el negocio o cerrar la granja. Por ejemplo, mencionó que ha habido casos de enfermedades como virus entéricos que son devastadores y que no pueden ser superados por pequeños o medianos productores.
Si bien la vacuna es un mecanismo aconsejable en la prevención de patógenos, por sí sola no es la solución absoluta. Se debe además incorporar con urgencia y de manera permanente, las medidas de bioseguridad. En su disertación, recordó que, así como el mundo implementó medidas ante la Covid 19, en las granjas también se deben incorporar medidas para prevenir la expansión del virus hacia otras granjas. “No se puede depender solo de la vacuna o un antibiótico para considerar que la enfermedad no se presentará”. A criterio de este especialista, las enfermedades que causan mayor problema en el sector porcícola son el virus respiratorio porcino, la mycoplasma, y otras bacterias muy resistentes y difíciles de controlar como los bacilos.
Advirtió que, incluso, en la mayoría de casos, hay una combinación de virus y bacterias, a los que se suman factores ambientales como deficiente ventilación, mal manejo en los corrales, descuido en la rutina de higiene, la densidad (animales por corral), la desnutrición, y una dieta baja en nutrientes.
“Estos factores no son infecciosos, pero combinados con el estrés, van a causar un mayor impacto en la mortalidad, en la conversión alimenticia, y en la producción”. La peste africana y porcina también se presentan como virus muy agresivos con un impacto internacional.