Los esfuerzos de muchas universidades ecuatorianas por desarrollar investigación en temas como bioinsumos o reciclaje de nutrientes, a menudo suelen verse limitados por la disponibilidad de equipos tecnológicos y recursos materiales en general. Y por ello también a menudo tienen un alcance limitado.
Miguel Gómez, docente de la Universidad Tecnológica de Norte (UTN), considera que, a pesar de las limitaciones que puedan presentarse, estas alternativas que buscan reducir el empleo de productos químicos son una excelente opción, tanto en la agricultura familiar como en la producción a mediana y gran escala.
En las florícolas y en las fincas ganaderas, por ejemplo, el empleo de bioinsumos como el biol, además de los beneficios para el medioambiente, representa un ahorro de compra de fertilizantes.
“Las fincas deben ser más sostenibles a toda escala. Es importante ser sustentables y tratar de trabajar con los recursos que se tienen a mano. En ese sentido, trabajar con reciclaje de nutrientes se vuelve una propuesta interesante”, asegura.
“Las florícolas, por ejemplo, no tienen desechos de animales. Ellos trabajan con compostaje, que además mejoran la producción. En fincas ganaderas, los lavados de los establos son un material muy bueno para hacer biofermentos”.
En una parcela familiar “es fácil conseguir tachos de 200 litros. La inversión es de entre 30 y 40 dólares y dura algunos ciclos de reciclaje de nutrientes”.
La transferencia tecnológica se hace a través de nexos entre la Universidad y las asociaciones campesinas, como la UNORCAC (Unión de Organizaciones Campesinas de Cotacachi).