Este 2024, la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) lanzará dos nuevas variedades de la gramínea. Las semillas están listas para ser entregadas a los agricultores.
Mario Caviedes, docente - investigador y director del proyecto “Producción de maiz negro” la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), explica que las nuevas variedades, a las cuales denominaron “Universidad San Francisco 1” y “Universidad San Francisco 2” se obtuvieron mediante un sistema de mejoramiento convencional que se utiliza en genética vegetal.
Este sistema “parte de un principio fundamental de selección de los mejores individuos a través de varios ciclos. Luego se combinan los mejores para seguir optimizando el material original y llegar al producto final que es el que estamos presentando”.
La producción de semillas se realizó en dos localidades, Lumbisí en la provincia de Pichincha y Cotacachi en la provincia de Imbabura. Además, se contó con un pequeño lote de selección en la granja experimental de la Universidad, en Puembo, provincia de Pichincha.
Posteriormente se llevó a cabo un taller de cosecha con todos los investigadores que integran el proyecto, para analizar las bondades de esta nueva alternativa tecnológica en maíz de altura y también para obtener información adicional.
El siguiente paso es el procesamiento de la semilla, para ello se han concretado acuerdos con los productores de la zona, a fin de entregar un porcentaje de la semilla seleccionada, así como información sobre el contenido nutricional de este maíz. Esto último será posible gracias a un acuerdo específico con el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) y con el aporte profesores y estudiantes de la carrera de ingeniería agronómica de la USFQ.
Este año, la USFQ realizará la entrega de esta nueva alternativa tecnológica para la producción de maíz en la Sierra, directamente a los productores. Para el cultivo en campo, sus creadores recomiendan que, al ser una especie alógama, de fecundación cruzada, se tenga en cuenta algunas indicaciones, por ejemplo, que lo ideal es sembrar con una separación de al menos 500 metros de otros tipos de maíz para garantizar que no existan cruces y se mantenga la pureza de la nueva semilla.
“Al maíz morado se lo considera como nutracéutico, o sea alimento y salud a la vez”, señala Caviedes. Además de sus propiedades antioxidantes que potencian el valor nutricional y el aporte para la salud, estas dos variedades tienen un componente que las distingue de otros tipos de maíz que se producen sobre todo en las zonas altas de Ecuador, Perú y Bolivia y es su coloración es oscura.
Esta particularidad se debe a que contiene un pigmento denominado antocianinas, que lo convierte en una materia prima idónea para la elaboración de bebidas como whisky, vino, jugos y otros productos terminados. También es de gran utilidad en la elaboración de colorantes.
Es importante destacar que de este cultivo no solamente se aprovecha el grano, sino toda la mazorca, ya que de la tusa se puede obtener harina y también extractos y colorantes. Esto debido a que el pigmento está presente en la tusa, inclusive en una proporción mayor que en el mismo grano.
Y es precisamente en este enorme potencial de generar valor agregado donde radica la principal ventaja competitiva del maíz morado. Actualmente Perú exporta esta materia prima a Japón y la buena noticia es que Ecuador ya cuenta con semilla mejorada para proyectarse al mercado internacional, con lo cual las expectativas a corto plazo en el ámbito agroindustrial son alentadoras.
La productividad esperada es de 2 a 2,5 toneladas por hectárea. Con estas nuevas variedades, la principal ventaja no está en volumen de producción sino en su precio de venta y en el valor agregado que pueden generar.
Caviedes calcula que el costo de producción está entre 1,500 y 1,800 dólares por hectárea. Con un rendimiento de 2,5 toneladas, la cosecha esperada por hectárea sería de alrededor de 2,500 kilogramos (kg) de semilla. Si se toma en cuenta que este tipo de maíz tiene un valor diferenciado, dadas sus características, el precio de venta estaría alrededor de dos dólares el kilo, con lo cual el precio por los 2,500 kg podría alcanzar los 5,000 dólares.
Al momento, el reto para los creadores de este proyecto es lograr una adecuada socialización de los beneficios de estas nuevas variedades, a fin de que puedan ser aprovechadas por los productores del país y, en un plazo no mayor, se pueda impactar positivamente en mercados internacionales.