Ricardo Muñoz, asesor en temas de bioseguridad, advierte que “la amenaza de enfermedades como la influenza aviar implica que los riesgos del transporte deben gestionarse con rigor”.
,p>En la avicultura, y también en otras industrias como la porcicultura, se han observado brotes que se diseminaron a través del transporte, como sucedió con el virus de la diarrea epidémica porcina en EE.UU. y la peste porcina africana en China.,p>La vacunación es fundamental, pero no elimina completamente el riesgo de infección, ya que solo disminuye la carga viral en los animales, precisó Muñoz. Las partículas virales pueden sobrevivir en materia fecal y en huevos, lo cual convierte al transporte en un vector de riesgo. Por ello, una de las recomendaciones de Muñoz es la adopción de un enfoque integral de bioseguridad, que incluye “bioexclusión, biocontención, y manejo adecuado del transporte”.,p>Muñoz subrayó la importancia de contar con manuales de procedimientos actualizados. Estos manuales deben estar materializados en documentos escritos y estar sujetos a evaluación, análisis técnico y mejora constante. ,p>En EE.UU., donde Muñoz ha trabajado como asesor, estos protocolos se revisan periódicamente para responder a nuevos desafíos.,p>Uno de los errores comunes en la industria avícola, según Muñoz, es confiar excesivamente en la vacunación como única medida de prevención. “La vacuna es solo un elemento del protocolo de bioseguridad, no su sustituto”. Por ello, un enfoque multifactorial debe incluir auditorías regulares a los vehículos que transportan animales, alimentos y otros materiales dentro y fuera de las instalaciones avícolas.,p>Muñoz insta a los productores a asumir una mentalidad preventiva y colaborativa en temas de bioseguridad para mitigar riesgos y mantener la salud y rentabilidad de sus granjas.,p>Además, cada granja debe tener sus “no negociables en bioseguridad”, que son los principios fundamentales a implementarse para asegurar la resistencia de la población avícola frente a posibles brotes.