Ángel Salazar, en el marco del seminario internacional de Amevea-E, expuso sobre la calidad del pollito generado en una planta incubadora y su impacto en el rendimiento del ave en las explotaciones de engorde.
Salazar destacó la importancia de determinar la calidad del pollito que se está produciendo en la incubadora, con énfasis en el muestreo del vitelo residual y el peso promedio del pollito sin vitelo, como el parámetro más objetivo y confiable.
El experto explicó que, a mayor peso del pollito sin vitelo, menor peso del vitelo residual, con valores que alcanzan una correlación de aproximadamente -0,8. Salazar subrayó que el peso del pollito sin vitelo, refleja la capacidad del embrión para convertir el vitelo en masa corporal.
Salazar enfatizó que, independientemente de la genética del huevo, las condiciones operativas y ambientales en la incubadora y en la nacedora son determinantes.
Factores como el volteo, el suministro de oxígeno, la humedad relativa y la temperatura juegan un papel crucial. Además, destacó que las incubadoras de carga única son más eficientes para mantener condiciones óptimas y facilitar el control de la bioseguridad, permitiendo rastrear y eliminar focos de contaminación.
Salazar señaló que la tecnología actual permite convertir equipos de multi etapas en sistemas de carga única de manera sencilla y económica, mejorando la capacidad de enfriamiento y optimizando el proceso de incubación.
En cuanto a la manipulación del pollito una vez nacido, Salazar recomienda cumplir con normas básicas de ventilación, humedad y temperatura tanto en la sala de espera como durante el transporte a las granjas de engorde.
Un pollito bien desarrollado y con un vitelo residual pequeño indica una buena preparación para aprovechar las condiciones de la granja en términos de ventilación, temperatura, agua y alimento, señala.